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El nombre 'Prudencio' manifiesta una clara ironía en relación con el comportamiento inoportuno del hombre en la gallera, cuando pierde una pelea de gallos ante José Arcadio Buendía, el patriarca, y antes que guardar silencio, prefiere, delante del público, enrostrar a su adversario que Úrsula sigue siendo virgen después del matrimonio: '—Te felicito —gritó—.

A ver si por fin ese gallo le hace el favor a tu mujer'. Es ese el insulto que trae la consecuencia del duelo en que José Arcadio Buendía mata de un lanzazo a Prudencio, y más tarde, remordido por esta muerte y por el fantasma del difunto, huye de la ranchería, con otros pobladores, hasta culminar con la fundación de Macondo.

Después de muerto Prudencio, su fantasma aparece en el patio de la casa de los Buendía, en las estribaciones de la Sierra, atormentando la conciencia de los dueños con la pavorosa herida de lanza en su cuello y sus solicitudes de agua para calmar los ardores. 'Una noche en que no podía dormir, Úrsula salió a tomar agua en el patio y vio a Prudencio Aguilar junto a la tinaja.

Estaba lívido, con una expresión muy triste, tratando de cegar con un tapón de esparto el hueco de su garganta'. José Arcadio toma una resolución: '—Está bien, Prudencio —le dijo—. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que podamos, y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo'.

Pero los actos de presencia de Aguilar no terminan aquí, en el momento en que obliga a José Arcadio Buendía a alejarse de la ranchería, sino que, mucho tiempo después, ya en Macondo, cuando el patriarca enloquece y es amarrado al castaño del patio, vuelve a aparecerse y a conversar con su antiguo adversario como si este hubiera sido su amigo de toda la vida.