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Remedios es, quizás, el personaje más cercano a la esencia del realismo mágico, que establece o define la ocurrencia de hechos o personajes fuera de las leyes de la lógica y de la naturaleza, al lado de realidades cotidianas.

García Márquez introduce, como lo ha hecho otras veces, una situación de la imaginería religiosa, en este caso, el subir al cielo, en cuerpo y alma, en una especie de asunción mariana, de Remedios, teniendo en cuenta que esta joven de la cuarta generación de los Buendía, hija de Arcadio y de Santa Sofía de la Piedad, es un ser virginal, cándido, puro, que no pertenece a este mundo. Y se va al cielo, con las sábanas de bramante de Fernanda del Carpio, sin importar que es hermana de unos gemelos 'gozones' como lo son José Arcadio Segundo (zoófilo) y Aureliano Segundo (adúltero, juerguista, ambicioso), e hija de un padre fusilado por los desafueros que comete en el pueblo, cuando, en uno de los vaivenes de la revolución, el coronel Aureliano Buendía lo deja encargado de Macondo.

Amaranta y Fernanda del Carpio están convencidas de que Remedios es boba o retardada mental, mientras que el coronel piensa que es 'en realidad el ser más lúcido que había conocido jamás, y que lo demostraba a cada momento con su asombrosa habilidad para burlarse de todos'.

Remedios, la bella, reina del carnaval de Macondo, resulta de una sensualidad letal para los hombres que llegan a conocerla y que terminan padeciendo, hasta morir, el dolor de no tenerla, sobre todo cuando se dan cuenta de que debajo del ropón que la cubre está completamente desnuda.

Ella 'No entendía por qué las mujeres se complicaban la vida con corpiños y pollerines, de modo que se cosió un balandrán de cañamazo que sencillamente se metía por la cabeza y resolvía sin más trámites el problema del vestir, sin quitarle la impresión de estar desnuda, que según ella entendía las cosas era la única forma decente de estar en casa'.