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Con el anuncio por Instagram de la compra de un cuadro de Jean-Michel Basquiat por la friolera suma de 110,5 millones de dólares, el millonario japonés Yusaku Maezawa se ha convertido en un mecenas del siglo XXI.

Este fundador de varias empresas de comercio electrónico recuerda a aquellos japoneses que, en la época de la burbuja inmobiliaria de los años 1980, adquirían obras impresionistas por sumas astronómicas como lo hacían con sus inversiones inmobiliarias y en empresas.

Él asegura que es un 'simple coleccionista' que sigue su intuición sin asesorarse con especialistas del mercado del arte. 'Sólo compro lo que me parece bonito. Eso es todo. Me gustan las grandes obras y la historia que contienen, pero tenerlas no es un fin en sí mismo', declara en una entrevista concedida por correo electrónico a la AFP.

En vez de quedarse en casa con esta obra sin título (1,83 metros por 1,73 metros) del pintor neoyorkino fallecido de sobredosis en 1988, cuando tenía 27 años, tiene previsto prestarla a galerías del mundo entero.

'Espero que les dé tanta alegría a los demás como a mí y que esta obra maestra del joven Basquiat, de entonces 21 años, inspire a las generaciones futuras. Quiero prestar a instituciones y exposiciones del mundo esta obra que el público no ve desde hace más de 30 años', afirma.