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Un grupo de expertos internacionales concluyó el viernes que el premio Nobel de Literatura chileno Pablo Neruda no murió de cáncer, como dice su certificado de defunción, aunque no se puede confirmar que haya sido asesinado tras el golpe militar de 1973.

Tras cinco días de análisis de la documentación médica y científica recopilada durante los cinco años de la muerte del poeta comunista, el panel de especialistas convocado por la justicia chilena excluyó unánimemente la existencia de 'caquexia cancerosa' producto de un cáncer prostático que el poeta padecía.

Eso le habría causado la muerte al poeta, el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe militar, según la versión oficial de la época, pero los expertos no lograron determinar ahora las reales causas de su deceso.

'Lo que si es cierto, es rotundamente cierto al 100% que el certificado (de defunción) no refleja la realidad del fallecimiento', afirmó el doctor Aurelio Luna, en conferencia de prensa en nombre de los expertos convocados para determinar si Neruda había sido asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet.

Luna agregó que durante el trabajo de los peritos, se descubrió una nueva bacteria ajena al cáncer que padecía, y que se encuentra bajo estudio en laboratorios de Canadá y Dinamarca, lo cual dará mayores luces sobre las causas reales del deceso de Neruda.

Neruda murió a los 69 años. Su salud se deterioró cuando iba a dejar el país para exiliarse en México, donde sería un referente de la resistencia a la dictadura de Pinochet.

Desde su casa en la costa, el vate fue trasladado a la Clínica Santa María en Santiago donde, según denuncias de su chofer y asistente Manuel Araya, habría sido inyectado con un veneno letal que le habría causado la muerte.

Sobre esta inyección, 'hay documentación de testimonios y declaraciones, pero no hay documentación clínica ni datos exactos que nos permitan confirmar o descartar la existencia de la infección', afirmó el doctor Luna.

El deceso del premio Nobel se produjo en la misma clínica en la que en 1982 murió el expresidente Eduardo Frei Montalva también por causas dudosas y que también fue investigada judicialmente, ya que igualmente fue un férreo opositor de Pinochet.

Durante la dictadura de Pinochet, murieron más de 3.200 personas, según datos oficiales.