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El cierre de la temporada de teatro en cine del National Theatre Live está a cargo de la obra Rosencrantz y Guildenstern han muerto, protagonizada por los actores Joshua McGuire, conocido por Lovesick, y Daniel Radcliffe, de Harry Potter.  

El montaje podrá ser visto en las salas de cine colombianas en dos funciones, una que será hoy a las 8:00 de la noche y otra el domingo a las 11:00 de la mañana. En Barranquilla serán proyectadas en las salas ubicadas en el Centro Comercial Buenavista y hacen parte de las funciones que ofrece Cineco Alternativo. 

La obra

Fue escrita por el dramaturgo británico de origen checo Tom Stoppard (autor de Shakespeare enamorado), en 1966, y el director David Leveaux fue el encargado de reconstruir en esta oportunidad este clásico. 

El contexto de la obra es el tras bambalinas de un montaje de Hamlet, de William Shakespeare, en el que dos de sus personajes secundarios Rosencrantz (Daniel Radcliffe)y Guildenstern ( Joshua McGuire) toman el protagonismo. 

Es una referencia al teatro y al juego de las representaciones, al pasar estos personajes de ser actores secundarios a protagonistas, en una pieza ambigua cargada de malentendidos y de referencias a detalles que pudieron estar detrás de una de las grandes tragedias de la escena mundial.

Junto a este peculiar dúo participa David Haig, quien actuó en Cuatro bodas y un funeral, haciendo en esta oportunidad la interpretación de el actor y empresario de la compañía teatral. Entre gags, disertaciones, silencios y cambios de rol, los protagonistas se tropiezan con situaciones inesperadas que los convierte continuamente en actores y espectadores de la obra que se monta en la tras escena.

A su vez está enmarcada dentro de un juego de telones azules con los que se alude a Magritte, y que fueron diseñados por Anna Fleischle; con la música de clarinetes, del compositor Corin Buckeridge, y una troupe de lúgubres Pierrots. Esta versión de la pieza de Stoppard es presentada como una sala de espejos literaria, un laberinto existencial que convierte a los espectadores en testigos de una definitiva crisis de identidad.