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Tras el escándalo que sacudió la academia sueca de Literatura se han presentado una serie de salidas de la entidad que tienen en ‘jaque’ al organismo que tiene como misión escoger al próximo Nobel.

Con la salida de Katarina Frostenson, esposa de Jean-Claude Arnault acusado de abuso sexual, y la posterior expulsión de la secretaria General Sara Danius, el número de miembros en la academia se redujo de 18 a 11 personas.

Esto si se le suma la también expulsión de tres miembros hace una semana. Lo que significaría que el instituto no tiene el quórum suficiente para elegir el premio y está inhabilitado para permitir nuevos integrantes.

'La Academia quiere que deje mi cargo de secretaria permanente', anunció Sara Danius al término de una reunión de la institución este jueves.

'Decidí también dejar mi sillón, el número 7. Esta decisión es efectiva inmediatamente', agregó.

'Hubiera continuado con mucho gusto, pero hay otras cosas para hacer en la vida', declaró Sara Danius a la prensa poco antes de subir a un taxi.

La ola de denuncias generalizadas a raíz del movimiento #metoo permitió en noviembre revelar las estrechas relaciones entre la Academia y 'una personalidad del mundo de la cultura' de nacionalidad francesa acusada de violaciones y agresiones sexuales por académicas, esposas de académicos, sus hijas y otras mujeres.

En noviembre pasado, el diario Dagens Nyheter publicó los testimonios de 18 mujeres que afirmaban haber sufrido violencia o acoso por parte de esa persona, esposo de una académica sueca, la poetisa y dramaturga Katarina Frostenson.

La academia rompió sus relaciones con el francés y puso fin a las subvenciones al lugar de exposiciones que dirige en Estocolmo, frecuentado por las élites culturales.

Inició además una investigación interna y contrató a un bufete de abogados. Las conclusiones no se conocen. Los académicos están sujetos a un estricto deber de reserva.

Esas medidas no impidieron que la Academia entrara en una grave crisis, que llevó el 6 de abril pasado a la renuncia de tres académicos, disconformes con la decisión del organismo de reafirmar su confianza en Katarina Frostenson, quien finalmente también renunció este jueves.

Sara Danius, profesora de literatura en la Universidad de Estocolmo, secretaria permanente desde 2015, era la primera mujer en haber accedido a esa responsabilidad.