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Ramón rebuscó en su maletín por todos los compartimientos. Sacó las hojas de su discurso, un paquete y otros papeles. Chapoteó los pies sobre el piso y se angustió al no encontrar sus gafas. Entonces Zoila Sotomayor, quien estaba a su lado, lo calmó diciendo: 'Estate tranquilo, es un homenaje para ti. Solo estaremos conversando'.

Tenía razón, aunque Ramón Illán Bacca no dejara nunca de chapotear sus pies, como una señal tal vez de no alcanzar a contener su emoción, nervios y gratitud. Por más de cuatro décadas este destacado, aunque él diga 'marginal' escritor samario, ha dedicado gran parte de su vida a la docencia en la Universidad del Norte, que ayer le rindió tributo por su trayectoria como profesor.