Chimamanda Gnozi Adichie dice ser una 'feminista africana feliz'. Lo ha repetido en diversas ocasiones y ahora regresa a esta frase —que en realidad es una burla—, durante su encuentro con los medios en el Hay Festival Cartagena 2019. Es su forma de manifestarse en contra de la idea de que las feministas son 'mujeres iracundas que no consiguen marido' o que las mujeres feministas 'solo son blancas y occidentales'.
'Y como eso me han dicho muchas más cosas (…) Yo quiero ser quien defina lo que soy y lo que el feminismo significa para mí', expresó Chimamanda.
La escritora nigeriana, considerada fundamental para entender la literatura contemporánea, es autora de Todos deberíamos ser feministas, uno de los ensayos más leídos en estos tiempos, así como de novelas que reivindican las voces de autoras que emergen de África, como La flor púrpura y Americanah. Al Hay Festival arribó para conversar sobre literatura, sobre el hecho de que hubiese crecido entre libros escritos por estadounidenses o ingleses y solo más tarde descubriera que también hay grandes plumas en el sur de planeta, sobre la historia de su país y sobre su profunda mirada ante las realidades que más le inquietan.
'Cuando estaba creciendo la mayoría de los libros que me inspiraron fueron libros cuyos autores eran hombres, pero luego encontré autoras nigerianas y africanas como Flora Nwapa. Cuando la leí por primera vez me di cuenta de que era una obra en la que inicialmente no entendía algo: las mujeres están en el centro', comenzó diciendo Chimamanda.
Pero así como han sido excluidas en la literatura, Chimamanda recuerda lo relegadas que han estado en su historia. Que esa sea su lucha, aclara, no tiene que ver con que las mujeres sean 'más especiales' que los hombres. No, simplemente porque las mujeres hacen parte de la humanidad y, en ese sentido, cree que deberían 'gozar de una representación mucho más justa'.
'En el planeta entero las mujeres suelen ser las que hacen las tareas del hogar y eso tiende a ser un obstáculo para el desarrollo de su talento (…) ¿Acaso las mujeres son las que deben encargarse del trabajo doméstico? Yo creo que no. Deberíamos poder compartir las tareas. Las habilidades para cocinar no vienen preinstaladas en la vagina', comentó la nigeriana.
Para Chimamanda, esta falta de equilibrio persiste, en buena parte, porque 'el feminismo no ha sido explicado cómo debería'.
'En realidad el feminismo defiende la idea de que las mujeres tengan la posibilidad de escoger. ¿Y cómo promover esto? pues a través de la educación. Ustedes se han dado cuenta de que a veces, cuando un niño arregla su cama, toda la familia lo aplaude y dice 'qué buen niño' y no, un niño debería saber hacer una cama y no solo una niña', explica Chimamanda.
Insiste en que se trata de 'dejar de transmitirle a las mujeres que comunicar el amor debe hacerse por medio del cuidado del hombre'.
'Si las mujeres creen que van a tener que ser las madres de sus esposos pues están equivocadas, que manden a sus esposos a buscar a sus verdaderas madres', dijo Chimamanda a los periodistas presentes.