Un combate entre 'titanes', un duelo que prometía ser una especie de Mayweather vs. Pacquiao sobre el ‘ring’ de la academia mundial. En la cartelera se promocionaba como ‘el debate del siglo’, aunque muchos hayan cuestionado y echado de menos el debate como tal. El tema: Felicidad: capitalismo vs. marxismo.
De un lado, el sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Žižek, considerado como el 'filósofo de celebridades', estudioso de la obra de Hegel y defensor de un nuevo consumismo. Y del otro, el psicólogo canadiense Jordan Peterson, amado y odiado por su discurso radical contra la izquierda postmoderna, el feminismo y la corrección política.
Ambos, desde orillas opuestas, se han convertido en ‘rockstars’ dentro del mundo intelectual. Y no en vano. Žižek, director internacional del Instituto Birkbeck de Humanidades de la Universidad de Londres, es autor de sendas obras (más de cuarenta libros), entre los que figuran El año que soñamos peligrosamente (2012), un mapeo cognitivo de la constelación sociopolítica actual y La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror (2016), que ilustra las contradicciones del capitalismo. Peterson, docente de la Universidad de Toronto, es ampliamente reconocido por su bestseller Doce reglas para la vida: un antídoto al caos, así como por los millones de vistas en sus videos de YouTube, que lo han consagrado como toda una estrella de la llamada derecha light. En su libro, Peterson propone prácticas para la vida que rompen con los lugares comunes de la corrección política.
El debate
'¿Qué produce más felicidad?' fue la pregunta que abrió el encuentro celebrado en el Sony Center de Toronto, del cual Peterson se mostró orgulloso de informar que las entradas en reventa fueron vendidas a precios más altos que el partido de los playoffs del equipo local de la Liga Nacional de Hockey, Maple Leafs. El evento pudo ser visto, además, por millones de personas vía streaming.
El debate duró alrededor de dos horas y media y comenzó con Peterson, quien optó por atacar el Manifiesto del Partido Comunista de Karl Marx y Friedrich Engels, argumentando que 'pocas veces' había leído un tratado 'que tenga tantos errores por oración, conceptualmente tiene muchos errores'.
Para Peterson, la lucha de clases no es una cuestión del capitalismo, sino de las estructuras jerárquicas que existen en todo el mundo natural: 'hay muchas más razones por las que los seres humanos luchan, que su lucha de clases económica (…) Los humanos luchan consigo mismos, con la maldad que está dentro de ellos', dijo.
Otra de las ideas que defendió fue que 'las jerarquías son necesarias y eficientes' y que los conflictos que se generan tras ellas 'no son económicos', sino 'resultado de la naturaleza'.
Žižek, por su parte, hizo un recorrido por el ascenso de China como un estado capitalista exitoso sin democracia, la crisis de refugiados a la estética del nazismo hasta Donald Trump. Aseguró que la solución no es que los países occidentales ricos reciban a todos los inmigrantes, sino que cambien la situación que crea a los inmigrantes y finalizó diciendo que la humanidad va camino hacia el apocalipsis y que 'si hay una luz al final del túnel, es un tren que viene hacia nosotros'.
La crítica
El encuentro solo recibió dardos afilados por parte de la crítica, que esperaba una discusión sobre la felicidad y no dos discursos aprendidos y alejados el uno del otro.
Sobre la exhibición, Nathan J Robinson, editor de Current Affairs, anotó que 'es asombroso la poca conexión que existe entre esto y cualquier cosa que consideraría un pensamiento racional'.
Por su parte, el novelista, ensayista y comentarista cultural Stephen Marche, apuntó en una crítica para The Guardian que 'Peterson-Žižek tuvo menos de una pelea de boxeo de peso pesado que un Grand Slam de la WWE'.
'Vi ‘el debate del siglo’, el debate de nuestro siglo. Estaba lleno del hedor de los hombres de paja ardientes. Un gran problema, con grandes números, y realmente muy poco por debajo', dijo.