Cuando en Barranquilla apenas comenzaba a imponerse el movimiento moderno de la primera mitad del siglo XX, un estilo que reaccionaba contra la estética tradicional, ya algunos arquitectos se las ingeniaban para adaptar esos cánones vanguardistas provenientes de las latitudes medias a las condiciones de una ciudad tan particular y tropical como la nuestra. Roberto Acosta Madiedo es uno de los principales socios e impulsores de ese legado con el que 'hace de la buena arquitectura un buen ejercicio del oficio'.
Así queda consignado en La estética del oficio, un libro que recorre la obra de Acosta Madiedo, uno de los arquitectos que más han aportado a la imagen de la arquitectura moderna de Barranquilla que supuso un cambio de mentalidad con construcciones que datan entre 1946 y 1964.
'Acosta Madiedo representa muy bien ese deseo de innovar y salir de los postulados republicanos. Su obra se destaca por la estética de la buena factura, la limpieza, pulcritud de los materiales y la simpleza llevada a la perfección. Sin pretensiones de monumentalidad pero sí del buen hacer', resalta la co–autora del libro Rossana Llanos, doctora en Historia, Teoría y Estudios Gráficos de la Arquitectura.
Es que buena parte de la propuesta de Acosta Madiedo está representada por viviendas unifamiliares en las que las relaciones del interior con el exterior cobran mucha importancia. Aquí, la elegancia y la belleza no se encuentra en la suntuosidad, sino en la simpleza de las composiciones. En el manejo del espacio, la luz, la textura y el recorrido.
'La obra de Acosta Madiedo es muy adelantada a su tiempo y el resultado de esto es un conjunto de casas tipo rancho en Ciudad Jardín cuyas características se anticipan a la arquitectura bioclimática de hoy. Las casas están perfectamente adecuadas al entorno, con ventilación natural y espacios perfectamente confortables que no consumen energía en exceso. Todo eso integrado hace más de 40 años es mucho', considera Antonio Olmos, arquitecto y máster en tecnología de la arquitectura.
Fue así, a partir de la aplicación y adaptación de las lecciones de maestros como Richard Neutra, Mies van der Rohe, Le Corbusier, Oscar Niemeyer y Lucio Costa, que Madiedo impulsó en Barranquilla– junto con Israel Schwartz– el desplazamiento de las tendencias neoclásicas y eclécticas. Y lo hizo con 'la apertura de fachadas hacia el norte y los vientos alisios, los aleros protectores de los rayos solares, las terrazas, el uso inteligente de los calados como mediador de la ventilación, y las zonas verdes como mitigadoras del clima tropical', tal como se precisa en La estética del oficio.
Un ejemplo de esto es la casa Lajud (1958), ubicada en e la carrera 52 con la calle 82, una de las obras que ha sobrevivido a ese afán de demoler en nombre del 'progreso', teniendo en cuenta que gran parte de las casas y edificios de Acosta Madiedo fueron derrumbados por la 'ignorancia y desidia'.
En el libro, publicado por la Universidad del Norte, se destaca la carga de intimidad de una casa que 'esta concebida para hacer un homenaje al contrapunto de llenos y vacíos, de planos cerrados y abiertos, negros y blancos, de superficies lisas y texturizadas', según resalta Oscar Ángel Ángel, arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia y autor/editor del libro junto a Rossana Llanos.
La estética del oficio será presentado hoy, a partir de las 6 p.m. en la Sociedad Colombiana de Arquitectos situada en la calle 68#58–41, un evento apoyado por la Editorial de la Universidad del Norte, la Escuela de Arquitectura, urbanismo y diseño y el Centro Cultural Cayena, en el marco del Festival No conocí el Palma.