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'Esta música me dopa, me droga', decía Juan David Cubillos mientras imitaba con sus manos el movimiento de un saxofón. Frente a él, interpretaba magistralmente este instrumento Ricardo Narváez, de la agrupación Páramo Quinteto.

Cubillos, de 66 años, como muchos otros asistentes, movía su cuerpo como envuelto en un efecto narcotizante que tuvo su efervescencia en medio del tema El veneno de las princesas, cuando los instrumentos estallaron al unísono.

Al caer la tarde en la Plaza de la Paz, cientos de asistentes disfrutaron del segundo día de Barranquijazz a la Calle, un evento cultural abierto al público que se realiza en el marco de la vigésimo tercera edición de Barranquijazz.

La agrupación Sinú Jazz Ensamble fue la encargada de subir el telón con sus fusiones de porros, fandangos y otros ritmos de herencia vernácula con jazz o rock.

Melómanos y entusiastas de este género musical disfrutaron de una faena de sonidos exquisitos en un concierto instrumental que se debatió entre ritmos del mundo y sonoridades colombianas.

Páramo Quinteto, tomó el lugar en tarima de la agrupación monteriana para entregarse a Barranquilla con una virtuosa interpretación de jazz moderno y experimental. 

'Me hice espectador de Barranquijazz desde sus primeras ediciones y sigo disfrutando de estos espectáculos como si fuera el primero. Mañana, por supuesto, como lo hago desde hace 20 años estaré en el cierre de este evento', manifestaba Roberto Muñoz, un asistente que no ocultaba su frenesí al ovacionar un solo de piano de la agrupación colombiana.

Al cierre de esta edición estaba por presentarse el músico multinstrumentista Tom Diakité, de Malí junto a su cuarteto.

Este cantautor, con notas que vienen del corazón de África, le pondría el colofón a una velada cargada de sonidos envolventes y descontaminantes para un público que año tras año viene a cumplir una cita infalible con las músicas del mundo.