Armando Lucas Correa era apenas un niño cuando su abuela materna, una gallega emigrada a La Habana, le lanzaba una advertencia que lo perseguiría durante toda su vida: 'Cuba va a pagar muy caro lo que le hizo al Saint Louis', recuerda el escritor y periodista cubano, uno de los invitados a la Feria Internacional del Libro de Barranquilla.
En 1939, en los albores de la Segunda Guerra Mundial, un trasatlántico alemán con más de 900 refugiados judíos alemanes que buscaban desesperadamente asilo, recibían la noticia de que no eran bienvenidos en Cuba, Estados Unidos y Canadá, una decisión que los obligaba a regresar a los peligros del nazismo.
'En Cuba no hay ninguna información sobre el Saint Louis, todos los archivos desaparecieron. Es una historia que hemos dejado de lado porque nos avergüenza', dice Correa, quien decidió entonces embarcarse en una visita a ese pasado atroz que recrea ahora en una trilogía conmovedora, desgarradora y todavía inconclusa.
Comenzó con La niña alemana (2016), un best-seller internacional que ha sido traducido a 15 idiomas, y continúa con La hija olvidada (2019), que aunque no hace seguimiento de la primera entrega, sí narra una cruda y esperanzadora historia incrustada en aquel suceso.
Aquí, Elise Duval recibe la llamada de una mujer que la devuelve a un tiempo y un lugar que había abandonado en el olvido. Elise, una francesa católica de 80 años que llegó a Nueva York al finalizar la Segunda Guerra Mundial, descubre así que las cartas en alemán que una desconocida traía de Cuba fueron escritas por su madre durante la guerra. De repente, siete décadas de secretos salen a la luz.
Basada en hechos reales, en testimonios de los sobrevivientes del Saint Louis, esta segunda novela ha sido considerada como una mirada necesaria a una de las atrocidades más terribles cometida por los nazis en la Francia ocupada, una crónica 'sobre el amor, la supervivencia y la esperanza contra todas las barreras'.
'Me gusta ver La hija olvidada como la historia de una madre desesperada que durante la Alemania nazi huye con sus dos hijas pequeñas y su libro favorito. Llega al sur de Francia con el libro mutilado y una sola hija', dice Correa.