La vehemencia que reposa en sus recuerdos lo mantiene lúcido. Con más de ocho décadas sobre él y poca resistencia en su cuerpo, su baile es infaltable en los desfiles de la Vía 40 el sábado y domingo de Carnaval. Así es José Vicente Güette Orellano, director del Congo Campesino de Galapa desde 1994.
Sus incesantes ganas de seguir manejando su tripulación de danzantes poco a poco han sido delegadas a su hija Luz Helena Güette.
Casi un siglo
La tradicional danza fue fundada el 16 de febrero de 1925 por el campesino Mercedes Acosta. En sus inicios fue llamado Torito Ribeño. Los primeros integrantes hacían parte de la Asociación de Campesinos del Atlántico, que hoy ya no existe.
Para 1930 la dirección pasó al también campesino y gestor cultural Alberto Barrios Carrillo, que marcó un antes y un después del grupo folclórico, luego de que este consiguiera un espacio en la larga lista de danzas, comparsas y disfraces participantes en los desfiles del Carnaval de Barranquilla. No obstante, al arribar a esta ciudad se llevaron la sorpresa de que había una danza que tenía el mismo nombre.
'En ese entonces entre las danzas había cierta rivalidad, entonces ahí fue que se decidió colocarle el nombre Congo Campesino', explicó Luz Güette.
Para el carnaval de ese mismo año, el Congo Campesino fue el único dentro de las demás danzas de congo que 'se atrevió' a tener mujeres en su desfile. El cambio se debió a que durante los años anteriores eran los mismos hombres quienes 'se emperifollaban' para hacer las veces de mujeres.
Por quebrantos de salud, Alberto Barrios, quien había sido la cabeza del grupo galapero, en 1994 descargó su responsabilidad como director para otorgarle el puesto a José Güette, que aún desempeña su labor. Este último se ha encargado de conservar este legado como un invaluable tesoro cultural de las carnestolendas, sobre todo en su familia. Con siete hijos biológicos, es considerado como el padre del colectivo, conformado actualmente por más de 80 integrantes.
Luz Helena, una de las hijas del director, removió su memoria y habló de la influencia artística de su padre en la vida de ella y sus hermanos.
'Cuando cada uno cumplía 12 años mi papá nos incluía en la danza no siendo director, sino un integrante más. Siempre él nos llevaba donde el señor Alberto y nosotros íbamos a ensayar allá, en su casa, que se convirtió en la sede del Congo', relató.