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Por estos días los hacedores del Carnaval de Riohacha extrañan todo, la música, el corre corre, los vestuarios, los ensayos, el desorden, e incluso las deudas que deja la temporada.

Es una época atípica, diferente a la de todos los años, debido al virus que llegó al país en el 2020. No hay casetas, ni eventos, mucho menos desfiles para evitar aglomeraciones de personas. Los abrazos están prohibidos y tampoco se puede bailar. Esta, que era la cotidianidad del goce carnavalero en Riohacha, no se podrá palpar al menos en este 2021.

El alcalde, José Ramiro Bermúdez, prohibió la celebración de las fiestas, ni siquiera por vía virtual. Pero, ¿qué sienten hacedores riohacheros que por años han desfilado por las calles de su ciudad disfrazados y bailando al ritmo de tamboras?

Meche, la cumbiambera

'Lo que más extraño es el contacto con la gente, que mis reinas populares me llamen ‘mama Meche’, el pilón, los músicos, las deudas que quedan, mejor dicho, todo', asegura Mercedes Quintero, representante de los hacedores del Carnaval asociados a la Corporación Carnaval de Riohacha.

Ella, que desde pequeña se ha gozado esta fiesta tradicional, cree que, aunque parezca contradictorio, este es el momento para impulsar el Carnaval, hacerlo visible al mundo, porque de manera virtual se puede mostrar lo que año tras año se hace en barrios e instituciones educativas.

'La pandemia ha transformado nuestras vidas, hemos perdido amigos, familiares y compañeros de lucha, en honor a ellos debemos seguir trabajando por esta gran tradición', manifestó la mujer.