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Tuvo que pasar varios años desempeñando cargos en el campo corporativo para darse cuenta de una realidad que atormenta a una gran parte de los trabajadores: la división generacional.

Ana Eloisa Zúñiga entendió que 'la edad es solo un número', y que tanto las empresas como los mismos empleados deberían asumirlo de esa manera.

La barranquillera lanzó este lunes su libro ‘Ni juniors, ni seniors: perennials’, el quinto de su autoría. En este destaca el dilema de la estigmatización laboral sobre los mayores de 35 años.

La idea de Zúñiga de escribirlo llegó en 2016, tras renunciar al que sería su último cargo administrativo. Se dejó llevar por la curiosidad y emprendió una investigación para intentar descubrir por qué cada vez se hace más difícil encontrar trabajo, y detectó que la edad es una de las principales razones.

En esa búsqueda se topó con la palabra perennials, que proviene del término perenne (estar vigente a lo largo del tiempo). 'En el libro se habla de una mentalidad y de un estilo de vida'.

Desde ese punto reflexiona cómo las personas han sido encasilladas en ciertos esquemas. 'Los perennials no somos una generación porque las generaciones te segmentan según el año de nacimiento, y la característica más importante que tiene esta población es que la edad no es un problema sino una oportunidad. Sentimos que no tenemos la edad cronológica, sino que tenemos el espíritu de mantenernos vigentes', dijo.

De acuerdo con la autora, el libro está diseñado para que las empresas dejen de mirar a los colaboradores por sus años. 'Al joven se le pide que tenga experiencia aun saliendo de la universidad, y al senior en ocasiones se le castiga por ser demasiado experimentado (…) Es difícil cuando te sientes con la plena capacidad de trabajar pero debes jubilarte.

En el evento de lanzamiento, Zúñiga estuvo acompañada de Silvia Martínez, fundadora de la iniciativa ‘De cierta edad’. A través de este proyecto se busca visibilizar a los adultos mayores como personas productivas. 'En los últimos años lo que más vale en la cultura occidental es ser joven y bello, lo que en cierto punto hace sentir a los adultos mayores como descartados', manifestó Martínez.

El pensamiento de las empresas, cuenta la fundadora del proyecto, va encaminado a contratar talento joven por el bajo costo que implica. Ver a la vejez como un problema podría impedir les una mayor rentabilidad.

Lo anterior también influye en que sea la generación joven a la que más se le dificulta tener un trabajo digno, y hay mucha frustración que está relacionada también con el afán de encontrar la satisfacción y el éxito rápidamente.

Según Martínez, las empresas necesitan el talento joven que ideas nuevas y una visión diferente, pero lo que hacen en exigir una amplia experiencia, por lo que se ven muy limitados.