Genio e incomprendido, el neerlandés Vincent Van Gogh nunca pudo disfrutar en vida del reconocimiento que hoy por hoy tiene su obra. Con un carácter inestable y difícil, la huella de su temperamento se configuró como el sello de calidad en cada una de las pinturas que ahora, en pleno siglo XXI, lo hacen uno de los más afamados artistas intergeneracionales.
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Van Gogh es uno de los artistas con más autorretratos conocidos. Hasta el sol de hoy, hay conocimiento de 43, que reposan en varios de los museos más visitados de todo el planeta; y más de 1600 dibujos, muchos de ellos, inspirados en su propio hermano, Theo Van Gogh, que se desempeñaba como marchante del arte (quien compra y vende obras) en la París de aquellos días.
Vincent también se desempeñó durante algunos años como marchante del arte, pero su temperamento fuerte y carácter difícil le auguraron un poco éxito en una profesión caracterizada por el encanto de los mercaderes.
De constantes viajes por Europa a lo largo de su vida, Vincent conoció en Londres a Eugenia, la mujer de la que se enamoraría perdidamente, pero quien a su vez lo rechazaría, pues esta ya se encontraba comprometida.