En un año de devastadores huracanes, escándalos de abuso sexual y una indetenible cuenta presidencial en Twitter, no debería sorprender que el cine buscara un escape hacia la fantasía.
Con el cuento fantástico La forma del agua liderando las nominaciones de los Globos de Oro de hoy, con siete, y la cinta de terror ¡Huye!, que se llevó 1.000 millones de dólares en taquilla y el aplauso de la crítica, 2017 puede verse como el año del cine de género.
¡Huye!, de Jordan Peele, que hace una sátira social sobre la culpa que sienten los blancos respecto de la desigualdad racial en Estados Unidos, es tal vez la cinta más emblemática de este fenómeno. Tiene muchas opciones de ganar la estatuilla a mejor comedia y de ser nominada al Óscar.
El sitio especializado Eonline.com la calificó como 'la película más importante de la temporada'.
En la categoría drama, La forma del agua del mexicano Guillermo del Toro, cuenta la historia de una mujer de limpieza en un laboratorio ultrasecreto que se enamora de una criatura anfibia cautiva.
La sátira de ciencia-ficción Una vida a lo grande es también una nominación atípica, al igual que la película de gángsters Baby: el aprendiz del crimen.
En los últimos años, los premios fueron entregados sin sorpresas a películas que celebraron a Hollywood (La La Land, El artista, Birdman), que abordaron el camino a la adultez (Boyhood: momentos de una vida, Moonlight) o que se enfocaron en temas históricos o periodísticos (El discurso del rey, En primera plana).
En películas de género, los westerns han tenido entradas regulares, como es el caso de Revenant: el renacido, del mexicano Alejandro González Iñárritu, o Sin nada que perder.
Para Sasha Stone, del sitio especializado Awards Daily, la atención a estos géneros responde en parte a la necesidad de huir de la realidad política desde que ganó las elecciones el polémico presidente Donald Trump.
'En otro tipo de año '¡Huye!' no hubiera sido un gran favorito, pero la combinación de la pesadilla que es nuestro presidente y la falta de otras grandes películas que le hagan sombra, le dan gran chance a pesar de su género', explicó Stone a la AFP.
Agregó que la cinta, más que del género terror es 'una metáfora de los horrores de nuestra cultura'.
Escape colectivo
En cuanto a La forma del agua –un híbrido entre La Bella y la Bestia, E.T. y Amelie–, la primera atracción viene por el pedigrí de su director, el mexicano Guillermo del Toro.
Según el sitio web Screen Rant, la cinta también hace un tributo a la edad de oro de Hollywood, con escenas de musical y algo de cine negro.
Jonathan Kuntz, profesor de cine de la universidad UCLA, destacó que los primeros ganadores del Óscar, en la década de 1920 y 1930, eran películas de género, pero que desaparecieron de la cartelera en los últimos años.
A principios de la década pasada, El Señor de los Anillos fue laureada, como también lo fue el musical Chicago y el Gladiador, sin contar el thriller de culto El silencio de los inocentes.
Clásicos como Tiburón o El bebé de Rosemary también recogieron estatuillas en los 70.
Este año, el género de terror recobró cierta nobleza: la prestigiosa revista del New York Times escribió un artículo sobre 'el año del horror' dedicando un espacio a los mejores actores de la temporada en roles de este género.
En la portada figuraba la australiana ganadora del Óscar Nicole Kidman, una de las actrices más aclamadas de esta generación, que hizo una prueba en el terror con The Killing of a Sacred Deer.
La publicación destacó que las cintas de horror recaudaron más de 1.000 millones de dólares en taquilla en todo el mundo en 2017, lo que atribuyó a la necesidad de un escape colectivo a la realidad de bombardeos, la crisis de refugiados y la amenaza de una guerra nuclear.
'Cuando las cosas se ponen malas, el género tiene una forma de decirte que todo puede estar peor', indicó.