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Con un Oscar bajo el brazo, Sebastián Lelio se estrena ahora en inglés con Disobedience (Desobediencia), una historia de amor entre dos mujeres repudiadas por la comunidad judía ortodoxa de Londres, con la que el chileno se reafirma como un virtuoso destilador de emociones.

El director, de 44 años, en su cine introspectivo expone lo más íntimo del ser humano ya sea a través de una mujer madura en Gloria, de una transexual en Una mujer fantástica o ahora con dos homosexuales.

Protagonizada y coproducida por la actriz Rachel Weisz, quien propuso a Lelio la dirección mientras escribía Una mujer fantástica, Disobedience es ante todo una reivindicación del derecho a decidir de cada uno, una oda a la libertad.

Sobre si el hecho de abordar la transexualidad y la homosexualidad femenina, se ha dado por estar interesado en la minoría, Lelio resalta que no piensa en las películas desde el punto de vista Lgtbi, sino que entiende el cine como un puente, una posibilidad de tocar lo otro.

'Mi aproximación es completamente emocional: hay algo en los personajes que me moviliza, que me remueve lo suficiente para dedicarle dos años de mi vida', menciona el director. 

En la actualidad hay menos películas que hablan de la homosexualidad femenina que de la masculina, aunque Lelio piensa que se está entrando en una era donde la representación de lo que pasa en la sociedad se está poniendo al día. 

'No solo tiene que ver con el Lbtbi, sino con todo lo que está sub-representado. El mainstream ha tendido a ser muy monotemático', agrega.

En Disobedience, este realizador chileno recreó la cerrada comunidad judía ortodoxa del norte de Londres metiéndose 'en la pata de los caballos' al no ser ni británico ni judío.

 Según contó, habló de una comunidad que ni siquiera los londinenses conocen. 'Tuve cuatro consultores durante la escritura, ortodoxos, pero más progresistas'.

También reveló que estaba tan obsesionado tratando de captar la textura social de esa cultura que el número durante el rodaje subió a 12. 

'Únicamente no los podíamos llamar durante el sabbat', recuerda.

Hasta el momento no ha habido ninguna reacción al filme por parte de la comunidad porque no se ha visto en Inglaterra, según Lelio. Pero, en Estados Unidos, donde ya se ha estrenado, ha habido mucho público judío y, por ejemplo, una escena de sexo entre ambas mujeres, íntima y explícita, está dando mucho que hablar.

'En algunos blogs la analizaban punto por punto y pasaba la prueba kosher', asegura.

Para el director que siempre dibuja sus películas, la mencionada escena representa el corazón del filme, su inconsciente y donde están las pulsiones más reales. 

Para este acto en particular, Sebastián Lelio cuenta que dejó cuatro páginas en blanco. 

'Me preguntaba cómo hacer –sin una gota de desnudez–una escena altamente erótica en una era en la que estamos sobreexpuestos al sexo como nunca y donde ya nada nos impresiona', dice.

Este director chileno recibió un premio Oscar en la más reciente entrega de los galardones, a mejor película extranjera por Una mujer fantástica.