Compartir:

'Quiero que mi palabra permanezca'. La petición es hecha por Mama Juan Conchacala, líder espiritual de los Kogui que habitan el pueblo Yincuámero, en los valles de la Sierra Nevada de Santa Marta. Desde allí, la comunidad indígena participa de un proyecto audiovisual para que los deseos de Mama no queden en el olvido, un riesgo que ya corre su palabra.

Por eso comenzó hace dos años el rodaje de El espíritu de la fiesta, un medio-metraje documental que busca elevar la fuerza del mensaje de una cultura milenaria, un tesoro de sabiduría y de conocimiento todavía vivo que permanece en constante amenaza.

'Este es un documental a petición del Mama tras su preocupación por la pérdida de su palabra y de su conocimiento como consecuencia del desinterés de las nuevas generaciones. Es un llamado a conocer su cultura, su cosmogonía, a aprender a agradecer y a preservar la naturaleza', explica la productora barranquillera Diana Jaramillo, quien lidera la creación de esta pieza junto al director colombiano Juan Pablo Guerrero.

El proyecto audiovisual se sumerge en el resguardo Kogui para narrar la vida de los 'hermanos mayores' a través de la tradicional fiesta de verano que celebran desde tiempos inmemorables en su territorio, considerado sagrado.

En ese festejo, los Kogui agradecen por las energías y bondades de la naturaleza, los alimentos, la salud y la armonía, una costumbre que antes no había sido documentada audiovisualmente. Es, además, una forma de restablecer los desequilibrios causados por el hombre en la naturaleza.

'Pero todo lo que se graba es autorizado por ellos. El Mama siempre hace consultas al sewá y cuando dice que no es no', cuenta Jaramillo.

'A ellos les llama mucho la atención verse, explorarse y se sienten muy contentos. Por eso, en un futuro queremos acompañarlos en un proceso de educación de lo audiovisual, respetando siempre su forma de contar historias, sus narrativas', agrega la productora.

El espíritu de la fiesta, que se encuentra actualmente en campaña crowdfunding, tiene previsto su lanzamiento en diciembre, mes en el que se presentaría ante el pueblo de Yincuámero, así como ante algunas organizaciones indígenas. 

El documental es auto producido por la asociación colombiana Seineken y la colombo-francesa La Semilla, que promueven el recaudo de fondos a través de la plataforma francesa Helloasso.