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'¿Qué más nocturno que un gato?', se pregunta el escritor barranquillero Carlos Polo, aunque él mismo no se reconozca con ese rótulo, sino como un 'contador de historias'. Esta noche, a partir de las 7:30 p.m. en el tradicional restaurante- bar La Cueva, presentará una de ellas, su más reciente obra Es de noche cuando los gatos son pardos, ganadora del Premio de Novela 'Estuario' 2018 del Distrito de Barranquilla.

'Ese adagio popular que dice que en la noche todos los gatos son pardos tiene una metáfora muy poética que atañe a la noche y a las máscaras que usamos. Todos de noche nos mimetizamos y podemos parecer unos gatos pardos', reflexiona Polo sobre aquel enunciado.

Es que en su novela, un thriller policiaco plagado de referentes musicales, está cargado de lo que considera una 'perturbadora belleza oscura'.  

La obra, que se debate entre la crónica roja, una elemental poesía de largo aliento y una narrativa trasgresora, retrata el lado ‘b’ de la ciudad que construyen los ampones, así como de los sucesos que engordan las páginas judiciales de un periódico.

'El argumento de la novela es un periodista de judiciales del turno nocturno, muy roto y muy jodido, con una psiquis muy complicada, que se enfrenta a una serie de asesinatos de mujeres. Es una novela criminal y policíaca, pero montada sobre una estructura que rompe con ese canon', explica Polo, quien considera que aquí, la música se convierte en casi uno de los personajes.

'La música acompaña en cada uno de sus estados de ánimo y es un cómplice en las atmosferas. Si un personaje está en un barrio popular donde hay una verbena, en medio de picó, lo acompaña una champeta criolla o un soukus. Si hay una introspección del personaje en un momento de mucha depresión lo acompaña un blues, como Blue Sunday. Si está en una introspección más nihilista entonces suena Saiko killer', precisa.