Haber leído a los 17 años el libro Sobre héroes y tumbas, de la autoría del argentino Ernesto Sábato, hizo que Juan Carlos Botero Zea, hijo del maestro Fernando Botero y de la gestora cultural Gloria Zea, descubriera su vocación por las letras y decidiera convertirse en escritor.
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Fue por ello que estudió Literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá, la de Harvard en Estados Unidos y la Pontificia Universidad Javeriana, también en Bogotá. Este hecho lo analiza hoy como una casualidad, incluso reflexiona y asegura que si otro fuese sido el libro leído en su juventud, el camino a seguir hubiese sido distinto.
Botero Zea también cuenta que conoció a su esposa, la barranquillera Maritza ‘Uchi’ Carbonell, como resultado de una serie de hechos menores, por lo que sostiene que todo lo que le ha ocurrido en la vida es producto de una suma de situaciones que parecían normales, pero de las cuales logró descubrir el detalle.
Al tener esto como premisa fue descubriendo lo mejor de la vida y hoy comparte su experiencia en la novela Los hechos casuales, texto que demoró una década escribiendo y que requirió de una investigación muy profunda tanto de temas nacionales como mundiales. Al finalizarla, justo se desató la pandemia por la covid-19, así que aprovechó esos dos años pandémicos para reescribirla.
'Esto fue algo positivo porque la versión anterior tenía muchas cosas que no me gustaban, así que quedé contento con el resultado final. La novela recoge varias obsesiones que venía arrastrando hace mucho tiempo, es decir, desde mi primer libro que lo publiqué en 1992 (Las semillas del tiempo); entonces, fue un proceso muy arduo, pero estoy muy feliz de completarlo'.
La novela cuenta la historia de Sebastián Sarmiento, un empresario exitoso y adinerado, cuya vida ha estado determinada por una serie de hechos casuales, como bien lo apunta el título, y en apariencia intrascendentes.
'Creo que un escritor tiene el derecho y la obligación de utilizar todo lo que le ha ocurrido en la vida, tanto lo bueno y lo malo, para nutrir su obra narrativa, y en la novela hay muchos elementos autobiográficos, pero están matizados para que no sea tan evidente el traslado de lo personal a lo ficticio', explicó el autor en su visita a la redacción de EL HERALDO.
En su discurso el literato afirmó que esas experiencias le han permitido contar la historia con mayor veracidad porque son situaciones que ha vivido en carne propia. Lo importante, agrega, tiene mucho que ver con la toma de conciencia de que 'lo que nos sucede en la vida no es tanto lo que nos proponemos, sino lo que ignoramos, somos el resultado de eso. Las cosas inesperadas que ocurren fruto del azar o del accidente te llevan a pensar que los hechos insignificantes no existen. De eso trata la novela de resaltar cómo esos hechos aparentemente menores unidos por el azar pueden desembocar en consecuencias catastróficas o maravillosas en nuestra vida'.