Al ocultarse el sol empezaba la jornada laboral de Mauro Barrios como mariachi. Antes de salir de su casa, ubicada en la Urbanización La Rivera, de Soledad, vestía su traje, sus botas, se ponía su sombrero de charro y se despedía de sus dos hijos para dar inicio a una noche de baladas y rancheras con la agrupación México Lindo.
En esas horas de vigilia, Mauro era testigo del amor, la indiferencia, la felicidad, el olvido y el despecho, pero a pesar del paso de los años su consigna seguía siendo la misma desde que llevó por primera vez una serenata: 'brindar alegría con su voz' a todo el que la necesitara.
Mauro trabaja como mariachi desde el año 2000, pero tiene alrededor de un mes que no ha vuelto a cantar en las calles los clásicos de Vicente Fernández, Pedro Infante o Jorge Negrete. La emergencia sanitaria por el coronavirus le ha obligado a permanecer en confinamiento, arrebatándole su único medio de sustento y el de su familia: la música.
Robinson Revollo Betancourt, representante del Mariachi México Lindo, explica que en Barranquilla hay aproximadamente 30 agrupaciones de mariachis y mayo es el mejor mes del año para estos grupos, porque en Carnaval usualmente la gente contrata papayeras y millos para amenizar las fiestas.
'Cada uno de estos mariachis tiene entre siete a 10 integrantes, esto quiere decir que hay de 270 a 300 músicos que viven de esto en Barranquilla y que hoy están con las manos vacías. No hemos recibido ningún tipo de ayuda del Gobierno. En la cuadra de los mariachis —carrera 46 entre calles 76 y 80— había 17 oficinas de grupos hace un par de meses, hoy solo quedan tres por la crisis', dice.