Mientras Melquíades es el iniciador de los Buendía en el conocimiento y el saber, Pilar Ternera lo es de la experiencia sexual. Ambas prácticas son, a la postre, las dos grandes actividades que garantizan la supervivencia humana. Pilar Ternera, cuyo nombre parece decirlo todo en el sentido de 'sostén', es el lado por donde la familia Buendía se prolonga hasta la séptima generación, cuando nace el último Aureliano, que es devorado por las hormigas mientras su madre, Amaranta Úrsula, muere desangrada.
Pilar Ternera es la iniciadora sexual de los dos hombres de la segunda generación (José Arcadio y Aureliano, el coronel). Y con cada uno de ellos tiene un hijo: Arcadio y Aureliano José. Y es el primero (Arcadio) el que alarga la sangre de los Buendía, cuando se une a Santa Sofía de la Piedad y tiene con ella tres hijos. Las artes sensuales de Pilar Ternera volverán a aparecer, casi que repetidas en espejo, con Petra Cotes, sabia amante de José Arcadio Segundo y Aureliano Segundo.
Con Pilar Ternera —que lee las cartas y espanta a las palomas con su risa—, aparece en Cien años de soledad el tema erótico, escamoteado en la relación de José Arcadio y Úrsula Iguarán. Pilar es una empleada de la casa Buendía, violada a los catorce años por un hombre que 'siguió amándola hasta los veintidós, pero que nunca se decidió a hacer pública la situación porque era un hombre casado'.
Rechazada socialmente por su rótulo de prostituta, Pilar se mantiene firme en su rol de iniciadora y vendedora de amor hasta el punto de abrir un prostíbulo, después de la muerte de José Arcadio. Al morir, casi a los 140 años, es enterrada sin ataúd, en la sala de baile de su burdel, como era su voluntad, sentada en un mecedor y sellada la fosa con una lápida sin fecha ni nombre.