Como si se tratara de un patio amplio y fresco, en la Estación Ferrocarril de Puerto Colombia la brisa irrumpe con facilidad porque sus puertas de madera permanecen abiertas al público.
El lugar es una oficina, una galería de arte y un espacio para acoger la memoria del municipio y promover una programación cultural dedicada a la comunidad local y visitante.
Rodeada de vendedores, bancas y esculturas con bancos de peces, la Estación es una extensión más de la Plaza, y actualmente trabaja para preservar una memoria que interese y afecte al público.
'La Estación tiene una vocación histórica, la gente viene acá a buscar sus raíces', dice Carlos Mario Caselles, encargado de eventos culturales del lugar, donde actualmente se investigan los apellidos de los migrantes que ingresaron por el muelle y los lugares patrimoniales con el propósito de realizar una 'reconstrucción histórica'.
Dice que 'el porteño local y la gente todavía no tiene la concepción de lo importante que fue Puerto Colombia en la historia del Departamento y la nación'.
La Estación Ferrocarril fue construida en madera creosotada a mediados de 1888. En 1922 fue remodelada en una nueva sede de mampostería, inaugurada en diciembre de 1923. Allí operaban la oficina para despachos de los trenes, la oficina del teléfono y el salón de pasajeros.
Su ferrocarril, El Bolívar, fue el segundo en Colombia y comunicaba a Barranquilla con el Puerto de Sabanilla, con una longitud de 28 kilómetros que iba a lo largo de tres estaciones: San Antonio de Salgar (Sabanilla), una intermedia en La Playa y la Estación Montoya en Barranquilla, cuya estructura se conserva en el Edificio de la Aduana.
En 2008, la Estación fue restaurada por la Gobernación del Atlántico y desde 2009 es sede de la Fundación Puerto Colombia, que también cuenta con una programación cultural variada: cine foros, lectura de poemas, presentaciones teatrales.
Actualmente hay una exposición del pintor Leonardo Aguaslimpias (que estará todo el mes de marzo), y los domingos la artesanía y la gastronomía se toman los pasillos de este espacio emblemático.
Afuera, entre otras ofertas de vendedores ambulantes, hay una pequeña caseta de libros a cargo de Henri José De Léon Bustos, porteño de 61 años que hace seis meses impulsa este 'proyecto pedagógico' con el que ha tratado que 'la gente vuelva los ojos a la lectura'. En él vende o presta libros con un depósito de 500 pesos, dejando el número de la cédula y un contacto telefónico.
Futuro y pasado. A 15 kilómetros de Barranquilla queda este municipio cuyo principal atractivo siguen siendo sus playas, y a donde se llega en el tradicional ‘bus de Puerto’, que sube por la carrera 54 y arranca diariamente alrededor de las 6:00 a.m. hasta las 11:00 p.m.