(En uso de la libertad de expresión que le asiste en su calidad de colaborador de EL HERALDO, el periodista Chelo De Castro escribió esta nota en su habitual columna de la sección deportiva. Ajenos como somos en este diario a prejuicios y epítetos de este tipo, rechazamos airadamente las ofensas contra el pueblo pastuso, al tiempo que evaluaremos medidas de fondo al respecto).
Por Chelo De Castro C.
Columna de opinión Palestra deportiva
En nuestro noticiero radial ‘Desfile Deportivo’ tenemos una seccioncita que sacamos esporádicamente y que comienza con un 'hay cosas que no podemos entender', que con mucha frecuencia toca con el equipo Junior, suficientemente conocido de su propia afición porque recibe ‘mapola’ hasta nueva orden, sin que sus directivos se dignen a chistar. Tienen un conformismo inacabable, que si a ellos no los altera en lo más mínimo, a otros junioristas de tuerca y tornillo los saca de quicio repetidamente.
Miren la última: Haber programado a Junior en la misma semana y acaso con solo 48 horas entre un enfrentamiento de carácter internacional, puesto que se trataba del torneo Copa Libertadores, y un partido doméstico de la Dimayor, pero que se mandaba ‘la majaderita’ de tener que ir hasta Pasto el domingo pasado y vérselas con el equipo que – junto con Tunja y su Boyacá Chicó – juegan en dos plazas para las cuales no debería haber fútbol profesional.
¿Tenía sentido eso que le hicieron a Junior? Que un equipo que tenía la 'marañita' de viajar en avión 5 mil kilómetros de ida y otro tanto de regreso a Santiago de Chile y viceversa, y de contera lo programan, no de localista como sería lo indicado, sino de visitante, para que saliera 48 horas más tarde de haber llegado del país austral hasta ese nido de cóndores que es Pasto y que chille quien quiera chistar, que por algo tenemos la sartén por el mango o mejor, el bolillo para dar garrote?
No se nos venga con que 'ya eso estaba programado así', que así también se puede reprogramar, que por eso el cielo no se va a 'esporrondingar', como decían los viejos barranquilleros. Razón tenían los jugadores que se excusaron para hacer este nuevo ‘viajecito’, surgido desde hace ya tantos años por la estupidez mayúscula en el seno de la Dimayor, de haber aceptado al equipo Pasto en la segunda división.
¿Qué pretendían? ¿Que de allí no pasara nunca? Pues pasó y tuvieron que tragarse el ascenso a la primera división y con ésta el calvario, no sólo para Junior, sino para otros equipos, aunque no tan lejanos del nido de cóndores como para cualquier club barranquillero, aunque también samario o cartagenero.
Tienen que 'chuparse la berenjena' de la distancia y una vez lograda, el frío de la madona, la 'agüita azucarada' de una lluvia de casi todos los días, amén de una falta de oxígeno, por el cual dicen que es el responsable de la fama de brutos que tienen los pastusos.
Que por mucha brutalidad que le atribuyan no es menor que la que se mandan en el seno de la Dimayor los encargados de elaborar el fixture de los partidos y los nombramientos de tantos jumentos de dos patas y un pito en la boca. Sobre todo, para darle clavo a Junior hasta nueva orden, que no llega nunca...