Brasil, considerada la tierra del fútbol, estará ante los ojos del mundo a partir del 12 de junio, cuando se dé el pitazo inicial de la Copa Mundial de la Fifa, segunda que organiza, luego de ser sede en 1950.
El quinto país más grande del mundo vive un momento importante en el plano deportivo, ya que no solo organizará el mundial del próximo año, sino que también fue sede de la última Copa Confederaciones y realizará los Juegos Olímpicos de 2016.
EL HERALDO aprovechó su visita a Salvador de Bahía, sede donde se realizó el sorteo del Mundial, para conocer más de cerca esa pasión por el fútbol, un deporte que le ha dado las alegrías más grandes a una población compuesta por, aproximadamente, 201 millones de habitantes.
La tierra del fútbol. La presidenta Dilma Rousseff no lo pudo definir mejor, en su discurso el pasado viernes en la antesala del sorteo realizado en el complejo turístico de Costa do Sauípe. 'Este Mundial tiene un significado muy especial, porque en Brasil el futbol está en su hogar. Brasil es el hogar del futbol, el país del futbol, está en el corazón de todos y cada uno de los habitantes'.
Porque si algo identifica al país pentacampeón del mundo, es su sensibilidad por la pelota. Desde muy pequeños los brasileños toman el fútbol como un estilo de vida, como una religión popular.
'Es nuestra pasión, junto al baile. El país siente el fútbol como algo propio, hace parte de nuestra cultura. La selección es lo máximo para nosotros, por eso estamos muy emocionados con esta oportunidad de volver a ser sedes de un Mundial después tantos años', afirmó Flavio do Santos, de 35 años, vendedor ambulante de artesanías e instrumentos musicales.
Muestra de capoeira en las calles de Salvador de Bahía.
Es impresionante ver en cada playa de San Salvador (que son muchas), canchas de arena enjauladas, donde se agrupan hombres y mujeres de todas las edades a jugar, a divertirse, a mostrar esa habilidad innata. No solo la clase se ve entre los profesionales, también los aficionados muestran ese estilo alegre para jugar que identifica al futbolista brasileño.
'El que juega en cancha de arena, juega en cualquier parte (risas). Nos gusta compartir y vivir alrededor del fútbol. Es muy común ver este tipo de canchas llenas a cada instante. La playa y el fútbol es una combinación muy buena', expresó Renato Campos, de 28 años.
Otro aspecto que se destaca en esta tierra alegre es el baile, que también lo llevan en el ADN, precisamente esa musicalidad se evidencia en el juego que practica el brasileño. 'El fútbol para nosotros es una danza, por eso nos gusta tanto. No es solo ganar, es dar espectáculo. Así como la música, el fútbol hacer parte de nuestro sentir y tratamos que ambos gustos vayan de la mano', concluyó Renato.
Brasil organizará un Mundial a lo grande, con 12 ciudades que muestran la diversidad cultural de este país de dimensiones continentales. Sin duda, a pesar del retraso en algunas obras y los problemas sociales que hay en la actualidad, todo apunta a que el certamen dará de qué hablar, porque el país pentacampeón del mundo ama el fútbol y vive en torno a él.