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Sin probar bocado desde la noche del pasado lunes, malolientes, pero siempre animando a su equipo, 90 adolescentes hinchas del Deportes Quindío fueron conducidos ayer a una estación de la Policía Metropolitana de Cartagena.

Según la secretaria del Interior, María Elena Vélez, los jóvenes llegaron a la ciudad para ver el partido Real Cartagena contra el Deportes Quindío, que se jugará el próximo domingo. Sin embargo, debido a conductas ajenas al fervor deportivo, fueron aprehendidos en el barrio Canapote.

Vélez dijo que, en ese vecindario, además de hurtar un recipiente con fritos y otros productos comestibles, protagonizaron hechos vandálicos en la vía pública.

Tras ser trasladados a la estación de Policía, ubicada en el barrio El Espinal, las autoridades les incautaron varios machetes, sogas, varillas, objetos contundentes y alucinógenos.

La Secretaría del Interior dijo que, tras lo ocurrido, la situación fue reportada a la Alcaldía de Armenia, con el fin de que se establezcan mayores controles para evitar la salida de barras bravas hacia otras ciudades del país.

Armas blancas decomisadas.

Determinaciones del Distrito. Vélez manifestó que, durante el partido del próximo domingo, no se permitirá entrada a la tribuna de visitantes.

Además, como una medida más drástica, la Alcaldía contempla la firma de un acto administrativo, con el que a los adolescentes aprehendidos les sea prohibido el ingreso a Cartagena durante los próximos dos años.

Con el apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, los jóvenes serán enviados a su lugar de origen en las próximas horas.

Debido al mal estado en que estaban, los hinchas recibieron alimentación por parte del Distrito. También tomaron un baño, con mangueras y totumas, mientras permanecieron en la estación de Policía.

¿Quiénes son los adolescentes? Los aprehendidos, procedentes de Armenia y Calarcá, Quindío, hacen parte de la barra el Milagroso, conformada por alrededor de 200 personas. Sin embargo, a Cartagena llegaron 90.

Según Juan Pablo, uno de los adolescentes que desde el pasado lunes inició su travesía con rumbo a Cartagena, llegó a la ciudad en un furgón. Dice que, al igual que sus 89 amigos, lo hizo de ‘chance en chance’.

Juan Pablo, que tiene 15 años, asegura que vino, no solo para disfrutar del partido del domingo. Dice que arribó a Cartagena porque no conocían el mar.

Mientras exhibe un tatuaje en el pecho, en el que se lee ‘la banda del Milagroso’, el joven asegura que, a pesar de que fue aprehendido, no se arrepiente de nada de lo que hizo.