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El Mundial en Brasil sólo tiene un desenlace posible para los hinchas locales: el campeonato. Para la afición del llamado 'país del fútbol' no cabe la posibilidad de que la Verdeamarela no acuda puntualmente a la cita de la final, que se disputará el 13 de julio en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro. Como tampoco cabe la opción de salir de ese partido sin el ansiado sexto trofeo bajo el brazo.

'Creo que Brasil va a ganar el Mundial porque tiene una excelente selección, juega en casa con el apoyo de su afición, nuestros jugadores están motivados y aspiran a ganar el Mundial dentro de su país', opinó el ministro de Deporte, Aldo Rebelo, quien destacó la presencia del técnico Luiz Felipe Scolari y el astro Neymar como garantías de éxito.

'Tenemos un jugador extraordinario que es Neymar, y Felipao (Scolari) es un hombre de experiencia que le dio a la selección un patrón de juego importante', añadió el ministro en un encuentro reciente con corresponsales extranjeros.

El propio Felipao, que llevó a Brasil a su quinto y último título mundial en 2002, no disimula su optimismo y ha dicho fuerte y claro que la canarinha levantará el trofeo: 'Tenemos todo lo que nos permite ser el mejor equipo. Por eso estoy convencido que podemos llegar a la final y ser campeones'.

Contrario a la tradición brasileña, esta vez la selección ofrece garantías en defensa -con jugadores como David Luiz, Thiago Silva y Dani Alves- pero genera dudas en ataque, donde Neymar es la única carta segura.

Scolari probó con los veteranos Fred y Hulk en la Copa Confederaciones del año pasado, en la que Brasil se alzó con el título, pero de todas formas el ataque es la gran interrogante de una Verdeamarela que no cuenta con un centrodelantero del nivel de Ronaldo, Romario y ni hablar de Pelé.

'Esta es la primera vez que Brasil tiene problemas de ataque y tiene mejores defensores', comentó Pelé en una entrevista reciente con The Associated Press. 'De medio campo para atrás, Brasil está muy bien'.

Para levantar la Copa del Mundo necesita derrotar también el fantasma que lo acecha desde que fue sede por primera vez de una Copa del Mundo. A pesar de sus cinco títulos, más que ninguna otra selección, Brasil aún no supera la pesadilla del Mundial de 1950, cuando perdió la final ante Uruguay, un episodio recordado como el Maracanazo.

El camino brasileño al título está lleno de trampas desde la primera fase del torneo. Aunque no le tocó un grupo complicado con México, Camerún y Croacia, la situación podría complicarse para el anfitrión al tener a España y Holanda como posibles oponentes de segunda ronda.

Pese a esa carrera de obstáculos, nadie imagina un Brasil que no dispute los siete partidos del torneo. Scolari se muestra confiado en que sus pupilos llegarán al Maracaná, el mismo escenario de la derrota frente a Uruguay en 1950. Y se saquen una espina que lleva clavada más de medio siglo. AP