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Cansado de la presión de los rivales y la prensa extranjera y tras la bronca en los vestuarios con la delegación chilena, el seleccionador brasileño, Luiz Felipe Scolari, ha decidido pasar al ataque y recuperar su famoso estilo de sargento.

'Estamos siendo muy caballeros, cordiales, educados con los equipos adversarios. No necesitamos ser bombardeados todos los días por jugadores, entrenadores, periodistas extranjeros. Tal vez tenga que volver a mi estilo. No consigo soportar más esta educación', espetó el técnico tras el partido con Chile.

Scolari está molesto porque considera que los árbitros, para demostrar que no favorecen al anfitrión, han respondido a los insistentes cuestionamientos sobre su integridad con un exceso de celo hacia Brasil.

'Estamos viendo que los árbitros están medio reticentes con Brasil (...) el arbitraje tiene que ser igual para todos', protestó Scolari.

El técnico de la canarinha planea endurecer su discurso, desterrar las sonrisas y el ambiente distendido que implantó en las últimas semanas en Teresópolis, mientras los resultados acompañaron a la verdeamarelha.

Tras la advertencia de Felipão, se espera la vuelta del estilo 'sargento' que hizo propio en su primera etapa al frente de Brasil en el Mundial de 2002 y en su paso por la selección portuguesa, lo que supondría el regreso de las respuestas ariscas a las preguntas incómodas y también un menor acceso de la prensa a las actividades de la selección.

El resabiado entrenador, de 65 años, se ha dado cuenta que el Mundial no se gana con galanterías a los rivales por lo que, si mantiene su palabra, traerá de vuelta el ceño fruncido y las hostilidades. Efe