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Ver a Brasil haciendo tiempo, reventando la pelota a cualquier parte, a su técnico Felipao haciendo cambios para defender la ventaja, a los suplentes pidiéndole al público que no dejara de alentar al equipo. A todo eso sometió la Selección Colombia a los dueños de casa, que sufrieron hasta el pitazo final para ganar 2-1 y meterse en las semifinales de la Copa del Mundo.

Los pentacampeones terminaron arrinconados por una Colombia impetuosa, que se jugaba su permanencia en el torneo y luchaba a muerte cada pelota. Vendió cara su derrota el equipo de Pékerman, que se fue por la puerta grande. La derrota no empaña para nada lo realizado por este equipo, que logró la mejor participación de nuestro país en un Mundial.

Colombia comenzó perdiendo con un gol tempranero de Thiago Silva, algo de lo que no pudo reponerse en el primer tiempo. Luego, en el segundo, cuando buscaba decididamente el pórtico de Julio César, Brasil marcó el 2-0 con un zapatazo de David Luiz. Descontó Colombia con una pena máxima convertida por James Rodríguez y protagonizó los minutos más dramáticos en lo que va de este campeonato.

El gol de David Luiz fue la única llegada de Brasil en la segunda parte, en la cual el dominio de Colombia fue absoluto. Pudo haber llegado el empate, lo que hubiera sido lo más justo, por todo el esfuerzo realizado por sus jugadores en el campo.

Pero este era un partido en el que no había lugar al error. En el que no había derecho a equivocarse. Colombia espabiló y cuando quiso reaccionar la pelota ya estaba dentro de su arco. La garrafal falla vino al minuto 6 del primer tiempo luego de un tiro de esquina que sobró a todo las torres de Colombia: Ibarbo, Yepes, Zapata y hasta David Ospina, quienes fueron confundidos por David Luiz que saltó a la par de ellos. El balón pasó de largo y en el segundo poste entró, libre de marca, Thiago Silva, que apenas la tocó con el muslo de su pierna izquierda y puso a ganar a Brasil.

Colombia parecía desconcertada por la algarabía ensordecedora del público en el Castelao Arena. Malas entregas, errores en la salida y desconcentraciones hicieron parte del catálogo en esos primeros minutos. A pesar de ello por poco logra el empate con un zurdazo de Cuadrado que pasó rozando el vertical.

Hulk tuvo, al minuto 19, un remate que le paró Ospina evitando el segundo de los dueños de casa. El delantero del Anzhi ruso tuvo dos oportunidades más, pero una la atajó Ospina y la otra la tiró por arriba.

En el segundo tiempo, Pékerman ingresó a Adrián Ramos por Ibarbo, de pobre desempeño. Colombia se le fue encima a Brasil, que se replegó en su territorio y empezó a tirar el balón a cualquier parte.

El equipo levantó su producción, comenzando por James que empezó a pedir más la pelota y ejercer como organizador de juego. A Yepes le anularon un gol por supuesto fuera de lugar, pero eso significó el aviso de que Colombia no iba a irse derrotada tan fácil.

Pero vino una jugada de tiro libre a favor de Brasil que David Luiz ejecutó como los dioses. Fue un cobro chanfleado, que dejó sin ninguna opción a David Ospina.

El juego se puso 2-0 y parecía liquidado, menos para Colombia, que no renunció a la posibilidad de descontar. Carlos Bacca reemplazó a Teo Gutiérrez y fue una inyección importante para el ataque colombiano. De hecho, al porteño le cometieron la pena máxima que después James tradujo en gol —su sexto en el Mundial-—para alargar el sufrimiento de los hinchas auriverdes en las tribunas del Arena Castelao.

Y pudo llegar el empate. Colombia lo tuvo cerca con un cabezazo de Bacca, que pasó cerca. Ramos, también de cabeza, llevó susto al arco brasileño.

Al final el reconocimiento a una Selección que dejó el alma en el campo. Nada que reprocharle a este equipo que nos brindó muchas alegrías y que llegó a ilusionarnos con llegar más lejos en esta Copa del Mundo. Nadie tiene que sentirse afligido. Duele la derrota, cómo no, máxime porque el rival no fue absolutamente superior. Hoy el mundo vuelve a hablar bellezas del fútbol de Colombia.