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Después que el nefasto árbitro español Carlos Velasco Carballo diera por terminadas las acciones del encuentro entre Brasil y Colombia, en el estadio Castelao de Fortaleza, varios integrantes del equipo nacional quedaron tendidos en el piso.

David Ospina, Carlos Sánchez, Camilo Zúñiga, entre otros, no ocultaban su dolor por la derrota, que les cercenó la posibilidad de llegar más lejos en este Mundial y de seguir haciendo historia. Pero había uno que no podía aguantar el llanto, que estaba inconsolable: James Rodríguez, el mejor jugador de Colombia en este torneo.

James lloraba como un niño. Para él no era suficiente haber llegado hasta los cuartos de final. Mucho menos perder con las botas puestas ante Brasil. Quería y sentía que se podía hacer más. A diferencia de sus compañeros, que se quedaron sentados en la grama, James estaba de pie. Todos intentaban consolarlo, pero esto parecía una tarea imposible.

De repente hasta donde estaba el jugador del Mónaco se acercó el defensa central brasileño David Luiz, quien lo abrazó y con su dedo índice se lo señalaba al público que colmó el Castelao para que lo aplaudieran. David Luiz caminó varios metros abrazado con James y mientras esto sucedía le hablaba al oído, diciéndole palabras de aliento. Luego le propuso intercambiar la camiseta, a lo que el joven centrocampista colombiano accedió.

Posteriormente, un tercero se sumó al hermoso encuentro: Dani Alves, el lateral derecho del Barcelona que ayer fue reemplazado por Maicon, quien también le habló al jugador colombiano. 'Le dije que no se preocupara, que era un jugador joven, con un futuro excelente y que podría disputar muchos mundiales. También le dije que había hecho una gran Copa', relató Alves a los periodistas colombianos en la zona mixta.

James se fue retirando lentamente a su vestuario con la camiseta de David Luiz en el hombro. Antes de traspasar la raya lateral, el técnico José Pékerman se le acercó y lo abrazó. Después el que salió a su encuentro fue Luis Felipe Scolari, entrenador de Brasil, quien en un gran gesto deportivo también lo felicitó.

El 10 de Colombia salió del campo, pero antes recibió una sonora ovación de los aficionados brasileños, que durante el Mundial no pararon de alabarlo y de llamarlo ‘Yemis’.

Pese a la eliminación de Colombia no cabe duda de que ha sido uno de los mejores jugadores de la Copa del Mundo y que merece un sitio en el equipo ideal. James también tiene chance de coronarse goleador, lo cual constituiría un hecho histórico para el fútbol de nuestro país.

Contra Brasil fue el hombre que se echó al equipo al hombro, a pesar de la pierna fuerte que en algunos pasajes sacó a relucir el rival para tratar de ablandarlo. Él siempre fue para adelante y tuvo la suficiente entereza para patear la pena máxima que significó el descuento de Colombia en un momento clave del partido. Su cobro fue impecable, engañando por completo a un veterano como Julio César y con el antecedente que este traía de haber atajado dos tiros en la definición desde los doce pasos ante Chile.

Se fue un grande de este Mundial: James Rodríguez, un jugador que desde ya está llamado a liderar una nueva generación de la selección a nivel de mayores. Un jugador que se ganó el respeto de todos y que en los estadios de Brasil dejó regado el brillo rozagante de su calidad.