Si alguna persona nació siendo hincha de un equipo, es Joan Eduardo Nieto. No es casualidad que durante su parto, Junior derrotara 2-0 al Bucaramanga y que su médico, en vez de atender a Lilia Elvira Nieto, quisiera ver al Junior jugar. 'El doctor se encontraba viendo el juego y lo llamaron por el beeper porque yo ya estaba lista para dar a luz. Apenas me vio me dijo: '¿Por qué no viniste más temprano?', recuerda entre risas Lilia, la madre de Joan.
Su padre —que también cumple años hoy—, otra coincidencia, le enseñó al pequeño soledeño a querer al equipo de su ciudad natal, a pesar de ser hincha del Quindío. 'En la gran final contra América de 1993 me dijeron: '¡Ese es Junior, tú papá!'. Yo respondí que no, que mi papá era Neftalí. Entonces me explicaron que Junior era el papá de los equipos y que me representaba', cuenta el proveniente del barrio Costa Hermosa, que tiene tantas historias de su pasión por Junior, como camisetas del equipo.
Joan, de 28 años, es el segundo mayor coleccionista de camisetas rojiblancas de la ciudad. Tiene 38 piezas y las atesora con recelo. David Molino, con 73 ejemplares, fue su inspiración desde 2011, luego de que Junior ganara su séptimo título ante Once Caldas. 'Vi una fotografía de la colección y decidí seguirlo. Me enseñó que esa tela es más que una camisa, es la historia y el diente del Tiburón', afirma Joan con convicción mientras acaricia las casacas rojiblancas.
Todo se detiene cuando habla de Junior. Dibuja con sus palabras el gol de Walter Ribonetto al minuto 43 en la final de Junior ante Nacional, en 2004, con aquel estilo del Negro Perea. 'Centro del Piojo, cabecea Racero, la suelta Patiño, llega Ribonetto de atrás y gol', exclama Joan. Las lágrimas se le escapan y aprieta con fuerza su camisa más recordada.
Es la misma del 2004. Bajo los efectos del tinto mañanero, Joan la visualizó puesta en un señor que caminaba en un centro comercial. Sin pensarlo, arribó a aquel hincha y le ofreció comprarle la prenda. 'El se rió, pero luego accedió a dármela a cambio de $60.000. A él se la había regalado el mismo Rolong. Lo curioso es que el señor solo llevaba eso puesto y me tocó darle la camisilla que llevaba bajo mi uniforme', concluyó Joan con gracia, ratificando aquella premisa que asegura que 'se sabe que es de un equipo, cuando al mirar su afición sientes que podría ser más bella, pero nunca mejor'.
Ejemplar de 1982 es la más antigua que posee en su colección Joan Nieto.