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La pasión rojiblanca de Pedro Cantero nació el 3 de febrero de 1992: Colombia jugaba contra la selección de Perú en el torneo de fútbol Preolímpico Sub-23 de Paraguay.

De esa victoria tricolor 4-1 sobre los incas, un gol se quedó en la retina de Cantero. Iván René Valenciano, de media cancha, aprovechó un pase de Harold Lozano, bajó el esférico, dio media vuelta y disparó, como solo él sabía hacer, contra la red de manera exitosa.

A miles de kilómetros de esa cancha de fútbol, en el municipio de Barrancabermeja, Pedro, de 10 años de edad en ese entonces, empezaría a indagar sobre la procedencia del Bombardero, y que lo llevaría, meses más tarde, a ser hincha del Junior de Barranquilla.

'Soy del interior, y las opciones futboleras en ese tiempo eran Nacional o América de Cali. Yo decidí ser rojiblanco', cuenta con nostalgia este santandereano y recuerda cómo fueron aquellos tiempos donde el amor por el equipo Tiburón empezaría a invadirlo.

'En ese tiempo era un niño, no tuve inconvenientes por la preferencia de equipos. El único problema es que no tenía recursos para movilizarme a Barranquilla a ver un partido', confiesa.

Pedro esperaba cada fin de semana para leer la prensa, ver la televisión y cazar entre los diales de emisoras algún tipo de noticia del equipo barranquillero. Por pequeño que fuera el despliegue, coleccionaba recortes de periódicos donde el protagonista fuera Junior, un incentivo con el que se conformaba pues no tenía recursos para trasladarse a la capital del Atlántico y disfrutar una tarde de domingo en el Metropolitano.

Años más tarde su espera se vería recompensada: el 10 de febrero de 2000, por fin vería al equipo por el que se alegraba y sentía tanto orgullo a pesar de no haber nacido en el Caribe. 'Fue un partido que se jugó para la reinauguración del estadio Daniel Villa Zapata, en Barrancabermeja, con el Junior que quedó subcampeón ese año', recuerda sin perder detalle.

Como pudo, violó los esquemas de seguridad al finalizar el partido, se valió de su agilidad juvenil y llegó a saludar a los rojiblancos para pedirles un autógrafo en una hoja de papel que años más tarde extraviaría. 'Tenía una camiseta ‘bomba’, no tenía para la original', dice entre risas y al mismo tiempo se lamenta de no tener un registro fotográfico del tan soñado encuentro.

Tras graduarse de ingeniero ambiental y empezar a tener ingresos, decidió cumplir un compromiso que desde pequeño se había hecho: conocer Barranquilla y pisar el templo Tiburón en la Ciudadela. Aunque la emoción que sentía era del tamaño de la estructura gigantesca del ‘Roberto Meléndez’ el sinsabor vino horas más tarde: Junior perdió 3-1 contra el Once Caldas y vio coronarse campeón al equipo de Manizales, en un día gris enmarcado por la pertinaz lluvia que cayó en la ciudad.

'La emoción fue muy grande porque dije 'voy a ver a Junior campeón. Esto es lo máximo'. Ese día cayó un aguacero tan impresionante que caían pedazos de hielo, algo que no esperaba en Barranquilla', narra aún impresionado. Ese día se graduó de juniorista. 'Para alguien de Barranquilla ver el Metropolitano lleno es algo normal, pero para mí fue mágico'.

La fiebre por el 7 veces campeón de Colombia no terminó para Pedro. Entre tantos viajes a la ciudad, su círculo de amigos fue creciendo en las tribunas del Estadio, y decide crear con ellos, y apoyado en las redes sociales, un espacio que primero fue de ocio y ahora quiere ser reconocido como barra oficial del equipo.

Junto a Miguel Figueroa, Óscar Aragón, Estefanny Álvarez y demás amigos crearon ‘Humo Rojiblanco’. El nombre del grupo se refiere a aquellos 'vendedores de falsas noticias' que ilusionan a hinchas del balompié.

‘Humo Rojiblanco', después de de dos años, tiene más de 11 mil seguidores en Twitter (@humorojiblanco), 2.580 ‘Me Gusta’ en Facebook y 1.763 seguidores en Instagram, y además del Junior tiene pasión por las obras sociales. Este 16 de agosto realizarán su cuarta actividad y será a favor de los damnificados por la sequía en La Guajira.

22 años después de haber quedado hipnotizado por el gol de Valenciano, a quien admira y asegura que es su más grande ídolo en las 9 décadas del Junior, Pedro Cantero mantiene su pasión intacta y es fiel al Tiburón. 'Uno puede cambiar de mujer, de religión, hasta de sexo si quiere, pero de equipo de fútbol nunca. Junior no tiene 13 o 14 estrellas, pero esos 7 títulos que tiene para mí es lo más grande'.

Hoy, 7 de agosto, Pedro no dejará de pensar en su 'Junior del alma': ese que le ha costado 'parideras' por jugadas, faltas dudosas, definiciones, goles o minutos de adición. El mismo Junior al que quiere, algún día, ver campeón de la Libertadores y poder celebrar un paso más en su larga peregrinación con el equipo consentido de Barranquilla y el Caribe.

Por Jairo Soto Hernández - @JairoSoto