Quienes lo vieron jugar hablan con emoción de sus virtudes y ‘locuras’ como arquero líbero. Juan Carlos Delménico está tatuado en el corazón de la hinchada del Junior y es difícil encontrar a alguien que hable mal de su paso por los tiburones. Sin duda dejó huella. Por eso fue infaltable en los oncenos ideales que publicó la prensa en sus amplios despliegues por los 90 años de existencia que cumplió el conjunto tiburón el pasado 7 de agosto.
El arquero argentino, que llegó a Barranquilla con apenas 19 años de edad y dio las dos primeras vueltas olímpicas de la historia rojiblanca, es ahora un abuelo de 58 calendarios que está dedicado de lleno al negocio de las llantas.
EL HERALDO lo contactó telefónicamente en su natal Rosario para recordar el pasado y averiguar el presente de ese crack con guantes y buzo que deleitó a los junioristas.
¿Cuántos hijos tiene?
Tres. Pablo Adrián, mi primogénito, nació en Barranquilla el 2 de marzo de 1976. Ese es currambero.
¿Anda pendiente de su ciudad natal?
Permanentemente. Ha viajado, tiene gente conocida.
¿Qué recuerda de su paso por Barranquilla?
Lo real es que mis mejores recuerdos y años futbolísticos fueron en Curramba la bella. Ahí tuve que afrontar un matrimonio, un hijo, una vida diferente a la de mi país. Los recuerdos son todos maravillosos.
¿Y en la parte deportiva?
Salimos campeones con Junior por primera vez en la historia. Cuando yo llegué a Junior existía más el amateurismo que el profesionalismo. Se fueron incorporando figuras y compañeros que lo hicieron profesional en poco tiempo. Yo recuerdo que no teníamos médico permanente en el equipo.
El fútbol actual es distinto…
Se ha ido mejorando muchas cosas. En el caso de Junior, que lo sigo muy de cerca, se ha dejado de lado las inferiores. Poder buscar lo que quieren los Char: un equipo campeón con jugadores de la casa. Hace rato lo quieren, pero no invierten en las inferiores.
¿Qué debe mejorar?
La estructura general, los chicos llegan a primera división sin el profesionalismo que necesitan. Llegan a primera y todavía están pendientes del carro y las salidas nocturnas. Veo que a los jugadores del Junior les falta eso.
En el centro de la imagen, Juan Carlos Delménico y Julio Avelino Comesaña antes de un partido en Cali ante América, en 1977.
¿Cuál fue la mejor estrella: la del 77 o la del 80?
Todas son importantes, todas son buenas, todas son lindas. Lo que no puedo permitir desde mi lugar es que se pierda la esencia de lo que se ganó Junior. A mí me costó cinco años estar en el Junior y ganar esa esencia y respeto. ¿Sabes que era Junior? Era el Quindío o Bucaramanga, sin desmerecer. Después era Cali, Junior, Millonarios y Santa Fe. Estábamos en otro lugar. Me da mucha tristeza y pena que a través de los años se haya perdido esa esencia, prestigio, prestancia, valores. Eso no se puede perder porque cuesta recuperarlo.
Ya es un equipo de 90 años…
Me dolió muchísimo que cumplió años y nadie fue capaz de llamar para decir: véngase a Barranquilla. No necesito que me paguen el pasaje porque yo me lo pago, pero me hubiese gustado estar en una fiesta de celebración. Hace poco mandé a pedir una camiseta gris de Junior con la banda cruzada a través de Fernando Fiorillo. La vi por internet y me encantó. La pedí para ponerla en mi oficina. Son 90 años, no son dos días, es toda una vida.
A nivel de prensa salió en todos los equipos ideales…
Eso es lindo para alimentar el ego, nada más. Me hace sentir bien, pero no me quita el sueño. Yo lo que quiero es que Junior siga siendo un equipo grande y representativo de Barranquilla.
¿A qué se dedica ahora?
En este momento tengo cuatro servitecas, soy distribuidor oficial de Bridgestone y Firestone en Rosario (Argentina). La casa central se llama Neumáticos Delménico. Mi negocio es rojiblanco. Tengo un sentimiento grande por Junior.
¿Cómo incursionó en el mundo de las servitecas?
Siempre me gustó el automovilismo, la mecánica. En las concentraciones leía mucho sobre carros y motos. Cuando dije: no voy más en el fútbol, al otro día abrí mi serviteca. Todo fue programado.
¿No quiso ser técnico?
Hice el curso. A raíz de mi serviteca no pude continuar.
¿Cuál fue el mejor futbolista que vio en Colombia?
‘El Pibe’ Valderrama, el que empezó en el Unión. Ese se ponía el equipo al hombro.
¿Cuál fue su mejor atajada en el Junior?
Uff… ¿Qué se yo? No recuerdo… Una vez en un partido contra Santa Fe atajé dos penales en el Romelio. Había mucho calor y gente colgada de todos lados, el estadio estaba repleto, más de 25 mil personas. ‘Orejita’ Núñez (kinesiólgo q.e.p.d.) se ponía detrás del arco para darme bolsas de agua. Salí ovacionado. La gente, que había llegado a las 10 a.m., estaba feliz, tomaba aguardiente. Eran las 5 de la tarde y estaba ahí, firme con sus vallenatos. Eso no se ve hoy en día. Allí se sentía la presión y la responsabilidad nuestra.
¿Cuál fue el mejor jugador que tuvo de compañero?
Muchos. Rafael Reyes fue un ícono muy importante para nosotros. Dulio, Berdugo, Bolañito. Hubo gente muy importante. Costó mucho tiempo hacerle entender a los jugadores locales que habíamos pasado de un amateurismo al profesionalismo.
Usted era un arquero líbero…
Sí. Yo creo que fui un adelantado en ese sentido.
¿Llegaba hasta la mitad de la cancha como lo hacía René Higuita?
Sí, salía a jugar fuera del área. Quizá más Higuita, era más show, más espectáculo. Además era un arquerazo. Yo creo que ejercí influencia en él.
Juan Carlos Delménico llegó al Junior en 1975 y se marchó después de ser campeón por segunda vez en 1980.
¿Cómo le fue con las mujeres barranquilleras?
Controladísimo. Las mujeres son iguales en todos lados. Tienen adoración por deportista y el cantante. No pasa de ahí.
¿Tuvo algún problema con un directivo del Junior?
Que yo sepa, no. Lo que yo interpreto de mi vida futbolística en el Junior es que me quisieron sacar del medio y se inventaron muchas cosas para hacerlo. A mí me sacaron del Junior porque me quisieron sacar, no porque no rindiera.
¿Por qué no volvió?
A los dos años de haberme ido del Junior me vino a buscar Fuad Char. No llegamos a un acuerdo y me quedé acá.
¿Cuál fue el delantero que más goles le anotó?
El que más me hizo revolcar fue Willington Ortiz. Lo hizo más de lo que yo quería.
¿Qué apodos tenía?
En Colombia fue donde más apodos me pusieron. ‘El Negro’ Perea me decía ‘El Loco’ Delménico ‘Castalia’. Porque salía todo de verde y parecía a la gaseosa.
¿Quién fue mejor: Delménico o Julio César Falcioni?
Falcioni era más atajador, más arquero. Yo era arquero y líbero. Cuando jugaba yo, jugábamos con doce. América jugaba con once. Falcioni era un arquerazo, pero Junior siempre jugó con doce. Una vez en Medellín, cuando era un muchachito me pidió un par de guantes. No sé si se los di porque yo con la ropa era muy especial.
Armaba sus propias pintas, como hace Viera…
Sí, diseñaba mi propia ropa y la pagaba yo con mi plata. Viera tiene su personalidad y debe volcarla a sus compañeros.
¿Está pendiente de toda la actualidad del Junior?
Los resultados, lo pésimo que andan en la Liga, el inconformismo de la gente, que es un equipo sin sangre, que no transpira la camiseta. Eso es producto del trabajo de abajo. Hay que cambiarles la mente a los jugadores.
¿Qué piensa de los episodios de indisciplina que se han visto en el equipo últimamente?
Julio Comesaña ha dado mucho por el club. Lo que pasa es que ahora ha llegado a un nivel en el que el plantel se le ha escapado de las manos. No se puede tener un equipo en el que haya jugadores que falten a un entrenamiento o lleguen tarde. Hay algo que no está funcionando arriba, en la cabeza.
¿Cuándo dice la cabeza se refiere a los directivos o al entrenador?
Todo está relacionado. Comienza en los directivos, sigue en el cuerpo técnico y termina en los jugadores. Hay que dar una vuelta de tuerca general, a todo. Así Junior saldrá adelante.
¿Habla con Julio Comesaña?
Intenté hablar con él más de una vez, pero no he tenido la oportunidad. Hemos sido muy buenos compañeros y amigos, hemos pasado buenas y malas. Él ha estado en ese proceso también. Por eso me extraña que se le vaya de las manos el equipo.
¿Usted cree que Comesaña le debió dar manejo a lo de Quiñones, Domínguez y Ortega?
Creo que Julio Comesaña debió haber renunciado antes, se tendría que haber ido de inmediato porque él conoce mucho de fútbol y sabe la situación. Pensó, creo yo, que podía dominar la situación. Eso no se domina así no más.
¿Cree que debió renunciar cuando le desautorizaron la salida del plantel de Luis Quiñones?
En la primera falta que tuvo el chico Quiñones debió decir: Quiñones o yo. Si estoy en el caso de Julio, me voy. Primero hablo con Quiñones en el vestuario. Salgo yo con el bolsito o sale él con el bolsito. Eso sucedió en la época de ‘Puchero’ Varacka. La gente no puede estar sufriendo. Pagan la entrada para ver a su equipo, no para que estén todos enemistados.
Lo noto bastante indignado por lo que vive Junior…
Es que no me gusta verlo así, es parte de mi familia, es parte mía. Estas cosas son solucionables, no es la muerte. Es cuestión de ir haciendo cambios. Acorde a lo que necesita la institución y la afición. Hay valores que no se pueden perder y Junior los está perdiendo.
¿Qué le parece Sebastián Viera? Algunos hinchas lo han comparado con usted…
Tiene cosas positivas, muy positivas. Creo que tuvo que ver con el campeonato que se perdió ante Nacional, no por ineficiencia. Tuvo que ver porque no se puso el equipo al hombro. Tiene muchas cualidades, es muy profesional, pero le falta ponerse el equipo al hombro.
¿A qué se refiere?
Cuando yo estaba en el Junior, no sucedían las cosas que están sucediendo hoy, eso de que un compañero no vaya a entrenar. Eso se soluciona rápido, entre las cuatro paredes de los vestuarios porque están jugando con mi plata. Un compañero que no es profesional está jugando con mi plata, la de mi familia, y con toda la afición. Como yo no entro en esa, tenemos que hablarlo entre cuatro paredes. Y de ahí no tiene que salir.
¿Le tocó resolver así en sus tiempos de arquero en el Junior?
-Más de seis veces. Cuando yo llegué a Barranquilla en 1975 es el calco de lo que es el equipo hoy en día. Era un desorden. Yo tenía un compañero que tomaba sol con un reloj Rolex de oro mientras nosotros dábamos vuelta en el Romelio Martínez. No era colombiano, era un brasileño y era el mejor jugador que teníamos. En los entrenamientos decía: el domingo juego y ganamos, y ganábamos. Hasta que un día le dije: vas a jugar todos los partidos y vamos a ganar todos los partidos o de no, agarras tus valijas y te vas. Tuve cinco o seis compañero, como Rafael Reyes, Dulio Miranda y Berdugo, que vio que las cosas tenían que ser de esta manera. Ellos sufrían igual que sufría yo. Y se tuvo que ir, pero no por mal jugador.
¿Eso debe hacer Viera?
A Viera le falta ponerse el equipo al hombro. Eso significa que debe ser el primero en todo, andar bien, le van a pegar los periodistas, la afición, de visitante todos van contra vos. Eso es ponerse el equipo al hombro. En nuestra época no era todo color de rosa, yo me pelee y discutí con Dulio, Berdugo, Fiorillo, con todo. Pero cada uno exponía lo suyo y se arreglaban las cosas. No es difícil.
Pero Viera es un buen arquero…
Futbolísticamente lo veo 10 puntos, excelente, la gente lo aprecia, posee experiencia, es un arquero apto para el Junior. Pero encima de eso, se tiene que poner el equipo al hombro.
¿Cómo se informa de todo?
Veo los resúmenes y los partidos. No me baso solamente en lo que leo.
¿Qué piensa de José Luis Chunga?
Lo he visto en pocas ocasiones, no puedo hacer una evaluación sobre Chunga. Es muy joven.