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El miércoles 15 de septiembre de 1982 es una fecha que sigue latente en la mente de Mario Miranda. Ese día, cuando todos lo daban como el gran favorito a llevarse el título del peso pluma del Consejo Mundial de Boxeo, cayó por nocaut técnico, en el décimo asalto, ante el púgil boricua Juan Laporte.

Esa noche, por culpa de una mala preparación y una vida llena de excesos, se acabaron las ilusiones de uno de los boxeadores más recordados e idolatrados de nuestro país.

Treinta y tres años después, Miranda sigue apegado a lo que más le gusta: el boxeo. Hoy, alejado de todas las tentaciones que tanto daño le hicieron en el pasado (el alcohol y las drogas), está dedicado a ser formador de nuevos valores en el deporte de las narices chatas. Y a la música, un arte al que ve más allá de un simple hobby.

¿Qué hay de la vida de Mario Miranda?

Estoy trabajando con el Instituto Distrital de Recreación y Deportes. Además de eso, estamos haciendo unos proyectos que van dirigidos a la juventud, acerca de lo que es el alcoholismo y la drogadicción. Yo soy un testimonio real, porque lo viví en mi carrera deportiva, cuando sucumbí en esa tentación y por eso no llegué a ser campeón mundial. También tenemos en mente la realización de otro proyecto que consiste en construir varios rines de boxeo en diferentes municipios del Atlántico. Y lejos del boxeo, tengo otra faceta más cultural que es la música. Me gusta cantar. Ya he grabado tres canciones de salsa, las cuales salen en Youtube ('la pueden buscar por el nombre Mario Miranda Marañón). Esto para mí es más que un hobby.

¿Qué labor desempeña en el Instituto Distrital de Recreación y Deportes?

Soy entrenador de boxeo. Doy clases a los muchachos en el gimnasio de la Liga de Boxeo del Atlántico, que está ubicado en el estadio Metropolitano. Ya he hablado con Joao Herrera (secretario de Deportes) para que muy pronto salgamos a trabajar en los colegios.

Cuéntenos cómo llegó usted al boxeo.

La verdad llegué al boxeo de manera accidental. Yo practicaba atletismo, pero tuve un accidente grave en el pie izquierdo y por eso tuve que dejarlo. Luego me dijeron que practicara natación, pero casi siempre cuando iba a la piscina estaba cerrada. Entonces un día de esos miré al frente y estaba la puerta abierta del Coliseo Cubierto. Me dio curiosidad y fue a ver. Me asomé y estaba un pelao practicando. Entré, me puse fue a pegarle a una pera que estaba ahí y llamé la atención de uno de los entrenadores. Me dijo: ‘hey, pelao, ponte unos guantes y ven acá’. Me tiraron al pelao que estaba practicando ahí y le he pegado tremenda muñequera (risas)… Y ahí empezó toda mi historia en el boxeo.

¿Qué le dejó el boxeo después de tanto tiempo dedicado a este deporte?

Lo más lindo que me ha dejado es la gratitud y la admiración que la gente siente por mí. Ha pasado mucho tiempo y es la hora y todavía recuerdan mis peleas y mi manera de boxear. Yo tenía fama de llenar el Coliseo Cubierto acá en Barranquilla y la Plaza de Toros en Cartagena. Eran épocas muy lindas. Hasta el Junior se preocupaba cuando yo peleaba, porque le quitaba afición (risas). Y en lo material me dejó la casa donde vivo actualmente.

¿Cuáles fueron las peleas que marcaron su carrera?

Tuve varias peleas memorables. La primera pelea que yo hice en Cartagena fue algo inesperado, porque me tiraron un muchacho de Venezuela, que yo pensaba que iba a ser un poquito más fácil y salió siendo una ‘culebra’. Se llamaba Humberto Castillo. En ese momento estaba bien preparado y lo vencí en una pelea formidable. Ahí se despertó más la idolatría por este servidor en Cartagena. Recuerdo que ese día peleaba Pambelé, estaba la plaza llena. La pelea mía era antesala de la de Pambelé, entonces ya te puedes imaginar, todo el mundo la vio. Otras peleas famosas fueron con Julio Llerena, con Marcos Villasana —un mexicano que fue campeón mundial—, con Juan Laporte, con Gerónimo Luque, en Miami, y contra el Armando ‘el Policía’ Pérez.

¿Alguna anécdota que recuerde?

Una vez que iba a pelear contra el Policía Pérez, que tenía tremenda pegada, recuerdo que Chelo De Castro colocó en el periódico que los asistentes llevaran un guante de catcher, para que recibieran mi cabeza cuando saliera disparada por un golpe del Policía (risas). Yo gané esa pelea por nocaut técnico en el round once. Yo no pegaba tan fuerte, pero era rápido y con eso superé a varios rivales.

Para los que no lo vieron montado en un ring, ¿cuáles fueron las cualidades que lo hicieron un boxeador tan recordado?

Era rápido, tenía una cintura impresionante. Era versátil en hacer cosas que a la gente le agradaba. De pronto hacía una finta, un amague. No era un boxeador burlón, no me nacía serlo. Hacía mis cosas, pero con clase. Peleaba con las manos abajo, pero no lo hacía por presumido, yo ni me daba cuenta que las tenía abajo (risas). Era algo innato en mi boxeo.

¿Su gran deuda fue no haber sido campeón del mundo?

Sí, esa fue una falla bastante grande. Es la hora y la gente todavía me recrimina eso. Me dicen: ‘¿Por qué te agachaste Mario, por qué te pusiste a la altura de él?’. Y la verdad no sé qué me pasó. Yo en esa época me creía el non plus ultra e hice una pelea horrorosa, la peor de mi vida. En el momento más importante hice mi peor boxeo. Mi rival era como de 1,55 de estatura y yo era de 1,79, entonces me agachaba para ponerme a su estatura y ese fue mi peor error. Además, no llegué en óptimas condiciones, todo por culpa del alcoholismo y la drogadicción.

¿En la pelea mundial subió drogado?

El día de la pelea no estaba drogado, pero sí había fumado marihuana un día antes...

En mejores condiciones físicas y mentales, ¿usted cree que le hubiese ganado a Juan Laporte?

Es que lo tenía todo. Si yo hubiese desarrollado mi carrera como debía ser, lejos del alcohol y las drogas, yo a ese hombre le hubiera dado su palera bien buena. Lo que pasa es que yo me la embarré. El cerebro es el que lo manda a uno y yo lo tenía atrofiado.

¿Cómo salió de ese mundo del alcohol y las drogas?

Un día un amigo me vio tomándome unas cervezas y preguntó: ‘¿En qué andas?’ , y yo le respondí: ‘aquí, vacilándola’. Y me dijo: ‘sigue así, vacilándola’. No sé por qué, pero esas palabras me quedaron y un día decidí alejarme de ese mundo. Llevo 25 años sin probar nada.

En la parte final de su carrera usted tuvo la oportunidad de volver a pelear título mundial, pero decidió retirarse, ¿qué lo motivo a dar un paso al costado?

Sí, claro. Recuerdo que un día fui a practicar al gimnasio y me puse a hacer unas guanteadas con un boxeador más pesado que yo, algo a lo que estaba acostumbrado, porque siempre lo hacía. Pero ese día sentí que no estaba en la misma condición. Eso me motivó a ir al médico. Sentía que mi parte cerebral se estaba atrofiando. Además tenía una palpitación fuerte y eso me preocupó bastante. El médico no me encontró nada, pero igual yo tomé la decisión de decir adiós. Ya no era el mismo. Yo antes no sentía los golpes, ya a lo último cada vez que me daban uno sentía uno: ‘¡puuunnn! ¡puuunnn!’. Me retiré siendo segundo en el ranking del mundo y campeón de Norteamérica.

¿Qué otro boxeador en Colombia tuvo un estilo parecido al suyo?

La verdad no he visto un boxeador que tenga el estilo mío. De pronto Happy Lora tenía algo de mi boxeo alegre, pero más nadie.

¿Qué opina del nivel actual del boxeo colombiano?

Le voy a decir lo que pienso y quiero que se publique bien fuerte. Aquí no hay entrenadores y tampoco hay capacitaciones para ellos. Los entrenadores de hoy en día no les están dando la verdadera valía a los deportistas. Aquí hay entrenadores que van al gimnasio y se sientan, y dirigen a sus pupilos desde una silla, gritándoles cosas. A uno como deportista lo estimula que el entrenador esté al lado de uno enseñándole, corrigiéndole. Hay una crisis tremenda en el boxeo colombiano.

Hay una pregunta que se le debe hacer a todo amante del boxeo. Este 2 de mayo pelearán Mayweather y Pacquiao por el título mundial ¿quién cree que ganará?

Yo tengo un favorito y es Mayweather. A pesar de que es un boxeador que a mí, particularmente, no me gusta su estilo boxístico, porque siempre está haciendo lo mismo, cae en la monotonía, se pone fastidioso, ¿pero qué pasa con eso?, que él sabe que eso le ha dado resultados. A mí me gustaría que él fuera como Sugar Ray Leonard, que era una ráfaga de golpes. Eso es lo que le gusta a la gente. Igual creo que Mayweather triunfará. La pelea no va a ser fácil, porque Pacquiao tiene lo suyo, pero en esta oportunidad llega mejor Mayweather. No sé si por nocaut o por decisión, pero me atrevo a decir que va a ganar.