Cuando está dentro del ring saca toda su agresividad y hace honor al apodo que se ganó como boxeadora: ‘la Cobra’. Pero cuando cruza las cuerdas y ve a su hija se convierte en una tierna mamá. A Indira Pérez De Castro le tocaba llevarse a sus dos hijos para los entrenamientos, su preparación era al doble, no solo debía levantarse temprano para salir a trotar sino para alistar a sus pequeños y llevarlos al colegio.
En sus peleas, sus hijos también fueron un apoyo, jamás se interpusieron en sus deseos de convertirse en una gran pugilista. Desde el 2009 Indira dejó de ser boxeadora profesional, hoy en día tiene su propia escuela de boxeo, en Malambo. 'Ponía a mis hijos en un ladito mientras peleaba. La mamá que práctica un deporte tiene que distribuir bien el tiempo para rendir tanto en el deporte como en la casa. Como mamá soy la mejor, pero como entrenadora soy estricta', expresa esta mujer de 41 años
Sus hijos eligieron el mismo camino suyo. Wendy, además de gustarle el boxeo, es ajedrecista, mientras que Óscar sí lleva una carrera como boxeador. 'Soy la entrenadora de mi hijo. A Wendy le gusta el boxeo, pero solo lo hace para estar en forma. Ella es ajedrecista y es muy amante del deporte. Mi hijos me apoyaron y yo lo hago con ellos', agrega.
Wendy, quien ya es madre de una niña de tres años, quiere que su hija continúe con la tradición del deporte en la familia. Asegura que a través del deporte aprendió nuevos valores y conoció más a su madre. 'Mi mamá y yo somos la mejores amigas. Me siento privilegiada de tener una madre deportista, todo el mundo me pregunta cosas', asegura llena de felicidad.
Indira Pérez celebra el Día de las Madres con sus hijos, pero antes deberá viajar a Cartagena a cumplir con otros compromisos deportivos.