Solo unas horas después que el técnico Jota Jota López lo respaldara y le salvara la reputación ante la prensa que acudió al final del juego del lunes pasado, a sus declaraciones tras el 2 a 2 ante Fortaleza, el cuestionado Wilder Medina pasó su carta de renuncia a la directiva de Real Cartagena que lo confirmó ayer a eso de diez minutos para las seis de la tarde.
Desde las primeras horas de la mañana del martes comenzaron a reaparecer las fotografías de Medina en aparente celebración en un baile de picó en compañía de los exjugadores Luis Mejía y Juan Pablo Pino, este último reconocido por llevar una vida de juergas y escándalos constantes que hoy lo tienen sin equipo en Colombia. La foto es de hace veinte días. Sin embargo, también comenzaron a conocerse versiones alrededor de una noche de farra en una reconocida discoteca del Centro Histórico donde fue visto el jugador discutiendo con el portero de esta misma.
Al día siguiente, o sea el sábado anterior, Wilder Medina asistió al entrenamiento en compañía de un hombre y dos mujeres, una versión que ratificó el periodista de Caracol, Richard González.
El técnico López cuando fue cuestionado sobre la ausencia de Medina en el compromiso del lunes, adujo una lesión grave del delantero y su baja de la alineación titular al tiempo de recuperación que necesitaba para la puesta a punto.
El comunicado de Real Cartagena confirmando la renuncia del antioqueño se interpretó entre la opinión pública como una forma de darle un salida elegante a un futbolista y ser humano sobre el que recayeron muchas esperanzas de los hinchas en la parte deportiva y en especial, por el apoyo irrestricto que le dio el vicepresidente del equipo heroico.
Édison Garcés, quien confió en él para sumarlo al proyecto de ascenso en esta temporada. En los partidos que jugó, Medina tuvo una gran influencia positiva en el campo, pero sus actos por fuera de este dieron al traste con todo.