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Toluviejo tiene un ídolo en el fútbol profesional colombiano, se trata de Rafael Andrés Carrascal Avilez, un joven de 23 años que tuvo que vender hasta bolis en las canchas de su pueblo natal para poder conseguir los pasajes e ir a entrenar a Sincelejo.

Criado en el seno de una familia cristiana y siempre de la mano de Dios se aventuró a cumplir su sueño, ser fútbolista profesional, y con sacrificios lo logró, y aunque parezca fácil no lo fue. Sus padres en el barrio San Pablo, de Toluviejo, junto a sus hermanos dicen sentirse orgullosos de tener un hijo tan humilde, dedicado y trabajador.

Su infancia fue como la de otros niños, siempre jugando en la calle su deporte favorito: el fútbol, el cual jugaba jasta con un limón porque no había una pelota con qué hacerlo. 'Él siempre buscaba algo que patear hasta una chancleta la convertia en balón, en la calle o en la sala de la casa', dijo su mamá Clareth Avilez.

Rafa ingresó a una escuela de fútbol en Toluviejo a los 7 años, por cosas del destino ésta se acabó, pero Dios le tenía su guardado. Llegó a Semillero Sucreño donde jugó un año aproximadamente y de allí gracias a sus habilidades y a su técnica con el balón se ganó la oportunidad de hacer parte de las divisones menores de Nacional.

En Semillero Sucreño

Allí lo entrenó Sergio Parra, quien se suma a la lista de los que se sienten orgullosos de este futbolista sucreño.

'A él lo vieron jugar y la oportunidad casi se le escapa, pero insistimos en que lo veiran, hasta que Peluffo (Norberto), lo vió jugar. Una sola jugada donde Rafa baja el balón con el pecho, con la marca de un rival y se apodera del balón, bastó para que Peluffo lo llamara a hacer parte de las menores de Nacional', explico Sergio Parra, entrenador y directivo de Semillero Sucreño.

A Nacional llegó desde el año 2009, hasta el 2011, es decir, 4 años en formación, entre sacrificios, luchas y recuerdos de su familia en Toluviejo.

Rafa supo soportar todas esa situaciones propias de esos muchachos que pese a su situación económica luchan por un cupo en la gloria que les puede regalar el fútbol profesional.

De la primera B a la profesional

En el 2012 llegó a Alianza Petrolera para jugar en el fúutbol de la B y para su alegría y la de su familia sigue con el club jugando en la categoría profesional desde el año 2013.

Según su familia, cada vez que juega su casa, y la calle del barrio donde reside se convierte en mini estadio, allí llegan todos a apoyarlo y esperan que siempre le vaya bien.

Este volante de recuperación asegura que trabaja duro cada día para mejorar y afianzarse en la titular del equipo y porque nó, llegar a otro de más trayectoria.

También le gustaría tener su oportunidad con la Selección Colombia.

'En mi mente están la Selección y llegar al fútbol extranjero, pero en Colombia hay dos equipos en los que me gustaría jugar primero, en Nacional que me dio la oportunidad de llegar al profesionalismo y en Junior, el equipo de la Costa', sostuvo Carrascal.

Pasar de una escuela de pueblo al fútbol profesional, es algo que ha marcado a Rafa Carrascal, pero eso es lo que le ha dado el combustible para luchar por lo que hoy es.

Dice que la vida le ha cambiado, el hecho de ser el único de su municipio en llegar al fútbol profesional y que la gente lo reconozca, es gratificante.

Además con el fútbol, como él lo soñó, le está ayudando a su familia en todo lo que puede.

Rafa gracias a su empeño hoy es un referente en Alianza Petrolera y contempla un sueño de ir al exterior y ponerse la camiseta de la selección. 'Todas las noches y cada vez que salgo a entrenar sueño con poder tener una oportunidad en la selección Colombia y ojalá se me dé. Sería muy bonito no solo para mi sino para mi familia y los que me conocen y me siguen', dijo Rafa.