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El único ruido que se escuchó en la calle 32 fue el de un bar que está ubicado en la equidistancia de la Federación Colombiana de Fútbol y la División Mayor del Fútbol Colombiano, Dimayor, el mismo lugar donde funcionarios de uno y otro lado a veces van a departir, según dijo un dependiente. Pero de la intempestiva renuncia de Luis Bedoya Giraldo a la Presidencia de la Fedefútbol, nadie dice nada, nadie suelta prenda.

A Luis Bedoya no lo han visto en su oficina desde el pasado viernes. «Lo mismo que sabe usted, es lo mismo que sé yo. Es lo mismo que está publicado en la página web», apuró a decir la recepcionista del edificio de vidrios polarizados donde Bedoya Giraldo tuvo su oficina durante los últimos nueve años. La renuncia irrevocable del presidente tomó por sorpresa a todos, incluso a la prensa deportiva, pues nadie esperaba que a tres días de la tercera fecha de la Eliminatoria Suramericana, se produjera una noticia que causara tanto revuelo.

Tal como el presidente de la Dimayor, Ramón Jesurum, lo confirmó a El Heraldo, será él quien asuma temporalmente el control de la Fedefútbol, mientras el Comité Ejecutivo se reúne para nombrar el reemplazo de Bedoya. Extraoficialmente, este diario pudo establecer en Bogotá que dicho comité debe reunirse lo antes posible; primero, para escoger al sucesor al interior del órgano dirigente conformado por siete miembros; y segundo, para seleccionar al presidente de la Fedefútbol en propiedad. Nombre que puede salir dentro de los que conforman el comité o de algún candidato externo.

Fuentes consultadas por este medio desmintieron que haya habido un pulso entre Bedoya y Jesurum, como también que con la renuncia del primero se pusiera en riesgo la continuidad del técnico José Néstor Pekerman al frente de la selección Colombia. «Si Jesurum hubiera querido moverle la butaca a Bedoya, habría promovido la renuncia. Pero eso no es así», afirmó quien pidió mantener en reserva su nombre.

Igualmente, y como Jesurum lo expresó públicamente, el profesor Pekerman tiene todo el respaldo para continuar en su cargo. «Él es como patrimonio de un país», afirmó el directivo barranquillero antes de montarse el avión que lo llevaría a Santiago de Chile, donde el equipo nacional afrontará el tercer partido por la eliminatoria Rusia 2018 ante el combinado austral.

El trasfondo de la dimisión de Bedoya

Aunque Luis Bedoya Giraldo adujo motivos personales para justificar su dimisión, el rumor que crece como espuma es que él estaría concentrándose para preparar su defensa ante eventuales ataques e investigaciones que lo podrían vincular con casos de corrupción en la Fifa, hechos que de acuerdo con la justicia norteamericana, permearon a los presidentes de las federaciones que conforman la Conmebol.

Sobre esta renuncia, los veteranos comentaristas deportivos Hernán Peláez Restrepo e Iván Mejía Álvarez dijeron en su programa radial de crítica El pulso del fútbol, que Bedoya Giraldo debió esperar a tomar su decisión hasta después de que Colombia enfrente sus compromisos frente a Chile y Argentina. «Bedoya es una de las balotas que le falta al bingo», vociferó Mejía Álvarez sobre el llamado caso «Fifagate».

Por otra parte, el fiscal general Eduardo Montealegre Lynnet confirmó que en su despacho hay una investigación general contra dirigentes del fútbol colombiano, pero que dichas indagaciones se han hecho respondiendo a una denuncia que se presentó con fundamento en recortes de prensa. «Nosotros actuamos con seriedad, con base en evidencias y no sobre reportes periodísticos», aseveró el fiscal.

Asimismo, ratificó que el ente acusador ha tenido una conversación fluida con la justicia norteamericana, que, —dijo—, tiene mucho interés en colaborarle a su par en Colombia con respecto a los episodios de corrupción. «Tenemos que ser prudentes para no alterar la reserva y determinar en qué momento las evidencias que se practiquen en Estados Unidos puedan servir a nuestros proceso», manifestó el funcionario a los medios de comunicación.

Se sabe que la investigación que adelanta el Departamento de Justicia de Estados Unidos alrededor de la Fifa, tiene connotación mundial y está relacionada con presuntas coimas que se repartieron a directivos del organismo rector del fútbol mundial y de la Conmebol por parte de empresas que se dedican a la comercialización y la transmisión televisiva de los partidos de fútbol.

Desde mayo anterior, cuando se destapó el escándalo, Luis Bedoya afirmó que sus cuentas bancarias personales y de la federación estaban disponibles para ser investigadas, y que en caso de hallarse alguna irregularidad, él estaría dispuesto a dejar el cargo que mantuvo durante nueve años. El llamado de Bedoya a declarar en la Fiscalía está sujeto al desarrollo del proceso en Estados Unidos, ratificó Montealegre Lynett.

Mientras una noticia de tal naturaleza se produce, en el imaginario flota la idea de que el hermetismo reinante en el edificio de la Fedefútbol en el barrio Teusaquillo, es el preámbulo al escándalo que se puede venir. Un escándalo más fuerte que la estridencia del bar vecino y que la euforia que puedan producir los eventuales goles de la selección Colombia en sus próximos dos cotejos.