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Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y otras luminarias que protagonizarán la Copa América Centenario o la Eurocopa pasarán a un segundo plano. También el intento de la selección de Brasil por sumar el único título que le falta en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

En cambio, un jeque de Bahrein, un príncipe jordano, un ex preso político sudafricano y dos burócratas europeos marcarán el futuro del fútbol en 2016, cuando termine oficialmente la monarquía de Joseph Blatter después de 18 años en el trono, derrocado por una sucesión de escándalos de corrupción que dejaron de rodillas a la Fifa.

Bajo investigación de las autoridades suizas por delitos financieros, la Fifa suspendió a Blatter ocho años por incurrir en conducta antiética al autorizar un pago de dos millones de dólares a Michel Platini, el líder de la Uefa que recibió el mismo castigo. A menos que ocurra algo inesperado con sus apelaciones, ninguno de los dos estará en la asamblea extraordinaria del 26 de febrero en Zúrich, en la que las 209 asociaciones nacionales votarán por el encargado de llevar por los próximos 4 años las riendas de un organismo desacreditado y descabezado.

Los delegados elegirán entre el príncipe Ali bin al-Hussein de Jordania, el jeque Salman bin Ibrahim al Khalifa de Bahrein, el sudafricano Tokyo Sexwale, el francés Jerome Champagne y el suizo Gianni Infantino para reemplazar a Blatter, un líder autocrático que guió a la Fifa por un período de crecimiento económico sin precedentes, acompañado por una corrupción inmensurable que apenas empieza a destaparse.

LOS CAMBIOS

En esa misma asamblea extraordinaria, a unos cuantos kilómetros del lujoso hotel donde este año fueron arrestados varios dirigentes del fútbol acusados de corrupción en Estados Unidos, se aprobará un paquete de reformas que busca poner en marcha la titánica tarea de limpiar la maltrecha imagen de la Fifa.

'El 2016 será un año en el que nuestro deporte tendrá la oportunidad de adoptar las reformas de gobernanza más importantes en su historia, que sentarán las bases para crear una nueva cultura de negocios en el fútbol', escribió en un correo electrónico a The Associated Press el secretario general interino de la Concacaf, Ted Howard.

Entre las medidas más importantes, la Fifa restará poderes al presidente, eliminará el vilipendiado comité ejecutivo para reemplazarlo por un consejo administrativo, y fijará límites de 12 años en los mandatos del presidente y sus principales funcionarios.

'Los cambios que haremos en nuestros estatutos y reglamentos, ya aprobados por el Comité Ejecutivo de la Fifa en diciembre, darán el impulso inicial al proceso que infundirá confianza y restituirá el renombre de la Fifa como una organización moderna y profesional', señaló el presidente interino de la Fifa, Issa Hayatou.

América, el más golpeado

La Concacaf y la Conmebol son los organismos continentales más afectados por el escándalo de corrupción: los tres últimos presidentes de cada confederación están acusados de recibir millonarios sobornos de parte de empresas de marketing deportivo a cambio de los derechos comerciales de torneos como la Copa América y Copa Libertadores.

Las confederaciones rectoras del fútbol en las Américas también tendrán elecciones para empezar a rearmarse de cara a una era de transición: la Conmebol, dirigida desde mediados de diciembre de forma interina por el uruguayo Wílmar Valdez, tendrá sus elecciones a fines de enero, mientras que la Concacaf seguirá sin presidente y regida por su comité ejecutivo hasta su asamblea de mayo. La Uefa tendrá que elegir otro líder si, como se espera, no prosperan las apelaciones de Platini contra su suspensión por ocho años.

'Una de las condicionantes del fútbol (en Latinoamérica) era que los cargos se eternizaban, y eso hizo que la corrupción fuera tan fácil aquí en nuestra región', analizó el comentarista deportivo chileno Aldo Schiappacasse.

Uno de los torneos más polémicos y fundamentales en las acusaciones es la Copa América Centenario, que se disputará del 3 al 26 de junio en 10 ciudades de Estados Unidos, y en el que participarán las 10 selecciones de Sudamérica más seis de Norte, Centroamérica y el Caribe.

Ideada para conmemorar el centenario de la Copa América, que este año ganó por primera vez en su historia Chile, la edición especial de 2016 fue un ingrediente importante en los sobornos por 110 millones de dólares pactados entre dirigentes del fútbol de la región y empresarios del marketing deportivo.

Aunque en algún momento se dudó sobre su realización, finalmente la Concacaf y la Conmebol retiraron los derechos del torneo a sus dueños originales para subastarlos con mayor transparencia, y el campeonato se realizará casi simultáneamente a la Eurocopa que se jugará entre el 10 de junio y 10 de julio en Francia, y que tiene sus propios dolores de cabeza: la seguridad de cientos de miles de fanáticos después de los atentados terroristas en París.

Hora de mirar el balón

Una vez pasadas las asambleas y elecciones, aprobadas las reformas y encaminada la que todos prometen será una nueva era de transparencia en el fútbol, la atención podrá volver a posarse sobre los verdaderos protagonistas, los que generan los miles de millones de dólares para los organismos rectores, empresarios y patrocinadores: los jugadores.

Messi, Sergio Agüero y el resto de la selección argentina querrán sacarse la espina que tienen clavada tras perder la final de la Copa América en Chile; Cristiano Ronaldo buscará su primer título con la selección portuguesa en una Euro en la que España va por su tercer título continental consecutivo; y Brasil, nuevamente como anfitrión tras su fiasco en el Mundial de 2014, intentará sumar el único título que se le ha negado, la medalla de oro olímpica, en el torneo que se jugará del 4 al 20 de agosto.

'Será un año en el que los fanáticos, jugadores y administradores podrán volver a concentrarse en el deporte', se esperanzó Howard, el funcionario de la Concacaf, 'celebrando a sus mejores jugadores mientras siguen tres eventos históricos en un lapso de 12 semanas: Copa América Centenario, Euro y el torneo olímpico'.

Pero, mientras se disputan estos campeonatos, algunos exdirigentes probablemente empezarán a cumplir con sus condenas de cárcel, y en los tribunales de EE.UU. y Suiza se jugarán otros partidos entre fiscales y abogados. Y, en estas canchas, hasta el otrora intocable Blatter podría salir goleado.