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En el patio de la casa de Ricardo ‘Mochuelo’ Torres en Magangué (Bolívar) hay una mezcla de su pasado y presente. Al fondo, en una pared manchada, sobresalen dos guantes de boxeo repintados con tinta roja. A pesar del deterioro que se le aprecia a la pared, el dibujo permanece intacto y cada vez que Ricardo lo ve, su mente se eleva a sus mejores épocas como pugilista.

El canto de uno de los gallos de pelea que se pasean por el patio pareciera ser el mensaje para no colgar los guantes, pero ‘Mochuelo’ con nostalgia deja claro que no vuelve a los encordados. Curiosamente está sentado sobre un cuadrilátero que no está encerrado, un quiosco donde se relaja en sus tiempos libres cuidando no solo a su gallos sino a las gallinas, patos, pájaros y animales de monte, que lo hacen recordar su época de niñez cuando se le escapaba a sus padres Pedro Torres y Rosa María Tafur y se iba con los amigos a cazar. 'A mí siempre me ha gustado tener mis animalitos', dice mientras le echa un ojo a la guartinaja.

Fotos de su época dorada con pugilistas y artistas reconocidos adornan la sala de la amplia vivienda, ubicada en el barrio Isla de Cuba. En Magangué es fácil ubicar al hombre que se coronó campeón mundial welter junior el 18 de noviembre de 2006, en Atlantic City, al derrotar a Mike Arnaoutis. 'Mochuelo es el más grande deportista que ha tenido Magangué, él está acá y vive en una casa grande de rejas blancas. Siempre lo vemos caminar por aquí', dice uno de los habitantes del caluroso municipio bolivarense.

Cuando ‘Mochuelo’ se detiene en la fotografía en donde aparece como campeón Mundial, la tristeza es evidente. Torres se queda paralizado por segundos, luego reacciona y le pide a su hijo Ricardo Torres Mendoza, de 14 años (el mayor), que le busque los guantes con lo que consiguió el título.

Cuando sale a las calles algunos aún le piden que se tire unos golpecitos, él lo hace para complacer a sus admiradores, pero deja claro que ya no lo puede hacer profesionalmente. 'Ganas me sobran, queríamos, pero cuando el cuerpo te dice no más hay que quedarse quieto. La lesión que tuve no me dejó continuar. Quiero trabajar con muchachos de Magangué y estamos buscando eso. Algunos me tienen como su ídolo y tratan de imitarme', agrega el exboxeador que nació el 16 de febrero de 1982.

Cuando era boxeador activo a Ricardo Torres siempre se le criticó porque se decía que no le gustaba el boxeo, que estaba más pendiente de irse para su tierra y no se preparaba bien. ‘Mochuelo’ desmiente lo anterior y con fortaleza dice que ante todo es un ser humano. 'Los entrenadores siempre miran a uno como máquina de producir dinero, no miran a uno como un atleta o un deportistas. Yo venía de hacer unos combates que eran duros y me tocaba descansar. A mí me gustaba visitar a mi familia. Siempre duraba cinco o seis meses entrenando, veía guantes por todos lados, cuatro paredes, eso no es fácil, pero ellos (entrenadores) saben que cuando yo me metía al gimnasio me entregaba de lleno porque sabíamos que era un boxeador que me gustaba lanzar muchos golpes. Yo le decía a los entrenadores que yo era un ser humano y que necesitaba mi descanso', sostiene.

Cada vez que Torres está frente al televisor y ve como boxeadores de su época siguen moviéndose en el ring, siente impotencia. Es inevitable que las lágrimas salgan, pero se arma de valor y se refugia entre sus tres hijos y esposa. 'Siempre me da nostalgia porque no era mi momento de retirarme del boxeo. Todavía no había adquirido lo que quería. El destino quiso que fuera así y me tocó quedarme quieto. Después de la segunda defensa con Holt ahí se acabó mi carrera como boxeador, de ahí no me pude levantar y no me recuperé. Yo quería enfrentarme nuevamente a Cotto y con Manny Pacquiao. Siempre quise pelear con todos esos grandes boxeadores porque sabía que tenías las condiciones', sostiene.

El tesoro más preciado para ‘Mochuelo’ reposa en una maleta plateada. Ahí está el fajín de campeón, el que luce orgullosamente y con el que se pasea sonriente por la sala de su casa.

Facetas

Ricardo ‘Mochuelo’ Torres dedica un momento especial al cuidado de cada animal que tiene en el patio de su casa. Dice que se siente mejor del problema muscular que lo alejó de los cuadriláteros y a veces recuerda esas épocas cuando era boxeador activo. También goza con cada uno de los elementos que conserva de su época dorada y se siente orgulloso por haber compartido con grandes boxeadores como el filipino Manny Pacquiao y artistas internacionales con los que nunca se imaginó estar frente a frente.