Era el mejor tenista colombiano en los 90. Mauricio Hadad, que abrió sus ojos al mundo en Cali hace ya 44 años, tres meses y 20 días, alcanzó a posicionarse en septiembre de 1995 como el jugador número 78 del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP).
Antes de que Alejandro Falla (#48 ATP en julio de 2012), Santiago Giraldo (#28 en septiembre de 2008), Juan Sebastián Cabal (#18 en febrero de 2015) y Robert Farah (#21 en febrero de 2015) llegaran a los principales torneos del mundo y lo superaran en el escalafón (los dos primeros en sencillos y los segundos en dobles), Hadad les abrió el camino con su raqueta.
No sobrepasó las ubicaciones del antioqueño Iván Molina (40 en diciembre de 1976) y el bogotano Jairo Velasco (47 en enero de 1987), pero inspiró a la actual élite del deporte blanco criollo.
EL HERALDO lo contactó telefónicamente en Estados Unidos, en donde se dedicó a ser entrenador apenas se retiró. Por sus manos pasó nada más y nada menos que la rusa Maria Sharapova.
¿Qué hay de su vida?
Vivo en Estado Unidos hace ya casi 15 años. Estoy trabajando en la actualidad con una jugadora británica (de origen australiano) que está en el WTA Tour y se llama Laura Robson. Llevo trabajando con ella un año y medio. Ella sufrió una lesión en la muñeca hace dos años y apenas estamos tratando de devolverle a ella el ranking que tenía antes de que se lesionara, número 27 del mundo. Ese es mi trabajo ahora.
¿Por qué dejó de vivir en Colombia?
Porque cuando me retiré del tenis profesional me ofrecieron trabajo acá en Estados Unidos. La profesión como entrenador de tenis allá en Colombia es muy difícil. Me vine con mi esposa a probar y aquí nacieron mis hijos. Nos quedamos porque me sentí muy bien como entrenador y me ha ido bastante bien.
¿Extraña el mundo del tenis como jugador?
De vez en cuando, sobre todo el estar en los torneos de Grand Slam, pero uno supera esas etapas de la vida como jugador. Estos últimos años han sido una vida nueva como entrenador y me ha gustado mucho. Pero uno siempre añora ser jugador.
¿Qué fue lo mejor de ser tenista profesional?
La vocación que tenía uno. Yo siempre quise ser tenista profesional y mis papás me apoyaron todo el tiempo, ellos me dieron el soporte para llegar a ser lo que fui como profesional. Entre lo mejor están los viajes, conocer mucha gente, los torneos, las ciudades. Todo eso da mucha cultura.
¿Qué fue lo peor?
No lo miro así, como lo peor. Pero lo más difícil es el sacrificio de dejar a la familia. Tener que estar viajando durante 35 o 45 semanas del año, lejos de su casa. Hay momentos que uno quiere volver.
Llegar a donde usted llegó no es fácil para un tenista en Colombia. ¿Contra qué tuvo que luchar y qué sacrificios hizo?
Los sacrificios son innumerables, empezando por la parte económica. A mis papás les tocó muy duro para poderme ayudar y convertirme en profesional, afortunadamente cuando tenía 18 años tenía el apoyo del equipo deportivo Pony Malta-Avianca. Eso hizo que las cosas fueran más fáciles. Pero los sacrificios son muchos, dejé la familia y el colegio. En esa época yo era el primero que daba los pasos como profesional. Afortunadamente los sacrificios dieron resultados, todo salió bien. Fue duro, pero chévere, lo volvería a hacer.
¿Cuál es el partido que recuerda?
Recuerdo dos, el que jugué con el argentino Javier Frana en la final del ATP de Bermuda, que fue el único torneo ATP que gané como profesional (17 de abril de 1995, con parciales 7-6 (5) 3-6 y 6-4). He sido el único colombiano que ha ganado un torneo de ese calibre. El otro partido que recuerdo mucho es uno de Copa Davis contra el peruano Jaime Yzaga, cuando estaba en el puesto 17 del escalafón mundial. Yo le logré ganar allá en Perú cuando la serie se perdía 2-1. La empaté 2-2. Tengo esos dos partidos vivos, como si fuera ayer.
¿A qué tenista admiraba en su época?
Yo admiraba a muchos tenistas, pero en esa época me gustaba mucho Andre Agassi. Lo enfrenté dos veces y las dos veces perdí. Aprende uno mucho jugando a ese nivel. Crecí viéndolo jugar a él. Ver cómo manejaba la bola, cómo movía al rival, era lo que más me gustaba de su juego. Yo trataba de imitarlo, tener control de la bola y hacer que el otro jugador estuviera corriendo.
¿Cómo era eso de jugar contra alguien a quien se admira?
Uno lo que quiere es ganar. Ahí entra a jugar el fervor competitivo de cada uno. Uno de los partidos fue apretado, 6-4, 7-5. Uno no mira a quién está en frente, uno quiere ganar.
¿Cuál es el mejor torneo y la mejor cancha del mundo para jugar?
El Abierto de Estados Unidos. Me gusta Nueva York, las canchas duras, que no eran muy rápidas ni muy lentas. Me sentía muy cómodo. Ahí fue donde tuve uno de mis mejores resultados en los Grand Slam. Llegué a tercera ronda. Ese es el sitio donde más me gusta jugar. El año pasado que volví por allá con Laura, me trajo buenos recuerdos y me dieron ganas de volver a competir.
¿Cree que usted abrió un camino para tenistas como Falla, Giraldo, Cabal y Farah?
Yo pienso que sí, ayudé a que se formara ese fervor que hubo en Colombia hace 15 años cuando estaban todos muy pequeños. De hecho, hablando con ellos, con Cabal, Farah, Giraldo, me dicen que crecieron viéndome jugar en los torneos. Sí, pienso que eso les pudo haber ayudado para que ellos fueran dando esos primeros pasos en el tenis mundial. Siempre contaron con el apoyo de Colsanitas, que ha sido muy importante para ellos, para Fabiola Zuluaga, Mariana Duque y otra cantidad de jugadores que fueron a universidades de Estados Unidos.
¿Qué piensa del tenis actual en Colombia? ¿Falta recambio generacional?
Esta generación del tenis colombiano ha sido la mejor de la historia, Santiago Giraldo, Alejandro Falla, Juan Sebastián Cabal, Robert Farah y Alejandro González han tenido unos resultados increíbles. ‘Santi’ y ‘Fallita’ han estado entre los 50 primeros, González entre los 70, los doblistas (Cabal y Farah) entre los primeros 10 del mundo, han ganado varios torneos. Hace falta un relevo detrás de ellos, la verdad no se ven dos o tres jugadores que vayan en ese camino. De pronto Nicolás Mejía, pero está muy chico, tiene 16 años apenas. Hay que estar pendiente con él, podría hacer el relevo.
Siempre se ha dicho que a los tenistas y deportistas colombianos en general les hace falta fortaleza mental para llegar más lejos. ¿Qué piensa?
Eso es lo que siempre se ha dicho. Yo digo que la fortaleza mental que tienen para poder estar ahí todos los días haciendo lo mismo, sacrificándose, entrenándose, mejorando. No es fácil, eso requiere de cierta fortaleza mental. Que lo podríamos hacer mejor… Sí, tal vez, pero así mismo es en otros países. Si uno se pone a buscar detalladamente siempre va a encontrar cosas para mejorar. Todos tenemos cualidades y defectos.
¿Usted es el mejor tenista en la historia de Colombia?
No, yo no soy el mejor. Yo me considero uno de los que ayudó a impulsar esta nueva generación del tenis. Ellos están teniendo mejores resultados que los que yo obtuve. Lo único que sí tengo yo por encima de ellos y que todavía los molesto con eso es que yo he sido el ún ico colombiano en ganar un ATP en sencillos. Ya los doblistas han ganado varios, pero en singles, ninguno. Nos reímos mucho con ese cuento. Pero ‘Santi’ posiblemente es el mejor tenista de la historia de Colombia.
'Sharápova está en una situación difícil'
Usted fue entrenador de María Sharápova, el primero si no estoy mal. ¿Qué piensa de la situación en la que se encuentra ahora?
Yo no fui el primer entrenador de Sharápova, fui el primero que María tuvo cuando ganó un Grand Slam, Wimbledon en 2004. ¿Qué pienso de su situación? Es una situación muy difícil en la que está. No es fácil encontrarse en la situación que está. Ya ella, con su equipo de management, encontrarán la solución y mirarán cómo dan el siguiente paso de aquí para adelante.
¿Cree que lo sucedido es culpa de ella o del equipo que la acompaña?
Prefiero no comentar nada al respecto, es un tema muy delicado, prefiero no hacer ningún tipo de comentario.
¿En su época de jugador notó que había tenistas involucrados en temas de amaños de partidos, apuestas o dopaje?
Nunca vi, escuché o se hablaba de arreglar partidos, de apuestas, de dopaje. Nunca en los vestieres ni fuera del torneo se habló de ese tema. Nunca llegué a escuchar algo al respecto.
¿A usted alguna vez le propusieron dejarse ganar un partido?
Nunca. En esa época nadie se me acercó para hacerme una insinuación. Nada de eso.
¿La gente todavía lo reconoce en la calle? ¿Le piden muchas fotos o la cosa bajó tras el retiro?
La gente todavía me reconoce cuando estoy en Colombia, pero la cosa ya bajó, ya no es como antes. Pero chévere cuando uno está en la calle y le piden una foto. Mis hijos se sorprenden y me preguntan si yo era famoso. Mi esposa les explica.