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La de este martes fue la cuarta salida de un equipo de las Grandes Ligas en tres años para Ernesto Frieri que ha tenido un paso complicado desde el 2013 por la pelota caliente en los Estados Unidos.

La más reciente invitación al campo de entrenamiento de Filadelfia le dio esperanza al brazo derecho del crédito de Sincerín.

De hecho en una entrevista dada a un medio impreso de Filadelfia durante el 'spring training' se le vio optimista de haber encontrado la ruta de regreso al Frieri que en algún momento descolló en los Angelinos y que se proyectó como un candidato a ocupar, porque no, el puesto de Mariano Rivera con el retiro del panameño de los Yanquis de Nueva York.

Sus números desde el 2009 con Padres hasta el 2013 en Angelinos eran de peso y lo ponían en el radar de cualquiera de las organizaciones de tradición: 2.76 de efectividad, 315 abanicados en 231.1 entradas y sus recordadas 13 entradas al hilo sin imparables con el equipo de Albert Pujols.

Pero el cambo de la mecánica y muchos instructores de picheo diciéndole qué hacer lo sacaron del camino. De los Angelinos, donde comenzó todo, pasó a Piratas; de allí a Tampa y ahora Filis.

Durante la eliminatoria del Clásico Mundial en Panamá, el receptor panameño Carlos Ruíz, su compañero en Filis, comentó a EL HERALDO, en letras subrayadas, de la entrega que el lanzador hace en cada entrenamiento lo que habla de su disciplina y enfoque los cuales no ameritan cuestionamiento.

Incluso el mismo Frieri le comentó durante la pretemporada del consejo que le entregó el bateador Robinson Canó, rival consuetudinario en la Liga Americana, de la capacidad perdida del pitcher de esconder la bola, un atributo que marcaba diferencia en la rutina monticular de Frieri y de la cual dijo estar recuperando.

En resumidas cuentas, el béisbol no se ha acabado para un pelotero insignia. Hay mucho béisbol por dar, hay ligas de menor nivel en las que puede seguir ajustando el brazo del que en su momento llamaron los fanáticos 'Ernasty'.