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Francisco Maturana fue otro de los grandes personajes del fútbol que compartió muchas vivencias junto a Édgar Perea. El técnico chocoano, de 67 años, pasó momentos felices y tristes junto al reconocido narrador deportivo, a quien considera que hace parte de su vida personal y deportiva.

Hoy ‘Pacho’ recuerda al ‘Campeón’ con mucha nostalgia, reconociendo en él a uno de los grandes personajes de la historia del fútbol de nuestro país.

'Édgar es parte de mi vida, de mi historia personal, y yo creo que yo soy parte de la historia personal de él. Perea fue el vínculo entre lo que nosotros hacíamos y la afición. Fue un vínculo auténtico, folclórico, sentimental y emocional. Él narró todo lo que nosotros hacíamos, con su característica personal, con su manera de ser, e hizo más grandes cada gesta. Con él viví encuentros y desencuentros, pero siempre bajo el marco del respeto, porque a veces uno con los amigos pelea y se dicen cosas, pero al otro día nos volvíamos a ver y como si nada hubiese pasado', comenta.

Maturana fue quizá de los pocos que vio llorar al ‘Campeón’, fue en un viaje con la Selección Colombia. Una anécdota que hoy recuerda y comparte con EL HERALDO.

'Una vez fuimos a jugar a Londres y ese avión estaba que se caía y ahí encontré toda su fragilidad. Invocaba a doña Rafaela, que era su mamá. Lloraba como un niño y se arrodillaba, porque pensaba que nos íbamos a estrellar. Yo soy un poquito más fuerte en ese tipo de cosas y por molestarlo le decía: ‘Ahí vas a pagar todo’. Y el ‘Bolillo’ (Gómez) me seguía y le decía: ‘Póngase la cédula en la boca para que lo reconozcan’ (risas). Él estaba muy asustado, temblaba como un niño en ese viaje, que fue bastante complicado para nosotros', cuenta.

El técnico chocoano califica a Perea como un personaje 'irrepetible, transparente y auténtico'. Además asegura que fue uno de los grandes artífices para que Barranquilla fuera denominada ‘la Casa de la Selección’.

'Édgar creó un gran entorno para la Selección. Él era el líder del juniorismo. Si levantaba la mano, todo el estadio se paraba o se sentaba. Esa fortaleza hizo que el entorno aceptara a la Selección y nos hicieran mejores, porque Barranquilla hizo mejor a la Selección, porque allá solo recibimos cariño. Y quien propiciaba ese cariño, gente como Édgar Perea y Fabio Poveda', asegura.

Maturana cuenta que la última vez que tuvo la oportunidad de compartir con Édgar Perea fue en el Mundial de Sudáfrica, en 2010, cuando el narrador deportivo se desempeñaba como embajador del país africano. 'Recuerdo que nos invitó a su casa, nos atendió a las mil maravillas y recordamos muchas anécdotas. Fue un encuentro muy bonito, lleno de mucha historia', concluyó.