No se dará el reencuentro, no brindarán con cerveza, no se reirán juntos. Roberto Marcos Saporiti, el técnico argentino que sostuvo una candente polémica con Édgar Perea durante su ciclo como conductor del Junior en 1985, lamentó la fallecimiento del reconocido narrador y que no hayan tenido la posibilidad de volverse a ver las caras ahora que los dos se habían olvidado de los hostiles desacuerdos del pasado.
'Lamento profundamente su muerte. Le dije a usted hace varios meses (en una entrevista publicada en EL HERALDO el domingo 22 de febrero de 2015) que si me volvía a encontrar con Édgar nos reiríamos y tomaríamos cerveza. Lo lamento mucho, que Dios lo tenga en la gloria. Para el fútbol de Barranquilla es una gran pérdida porque él en su modo de vivir el fútbol, en medio de críticas y halagos, sentía un amor por la ciudad y Junior, esa es la verdad', expresó Saporiti en diálogo telefónico con este diario.
Luego de la entrevista que menciona el orientador gaucho, Perea contestó al día siguiente, a través de EL HERALDO: '¡Por supuesto que tomaré cervezas con Saporiti! El fútbol no puede dejar enemigos. El fútbol es una discusión sana, cada cual lo ve a su manera. No es un asunto personal. Si yo me encuentro con Saporiti no nos vamos a levantar a trompadas, eso nunca ha pasado por la mente mía o la de él. Si nos encontramos nos saludamos y, como él dice, nos vamos a reír bastante'.
'Hubiera estado encantado de encontrarme con Perea, lo hubiera hecho sin ningún tipo de problemas. Las controversias que tuve con él para mí eran temas superados, pertenecían al folclor del fútbol', declaró el timonel. 'Todas esas polémicas fueron 80% folclor y siempre lo tomé de esa manera, por más que los debates eran duros y difíciles', agregó.
Saporiti, que a sus 77 años de edad es el actual director técnico del UAI de Urquiza (tercera división de Argentina), sostuvo con el ‘Campeón’ uno de los enfrentamientos más célebres, candentes y recordados en la historia del Junior.
Dos poderes rojiblancos chocaban, eran agua y aceite. No coincidían en casi nada y el entorno juniorista se polarizó.
La relación entre el técnico y ‘El Campeón’ fue áspera, tensa, conflictiva, desafiante, de total desacuerdo futbolístico de principio a fin. Siempre hubo tempestad, nunca calma. Perea bombardeaba de críticas a Saporiti y el timonel no se dejaba intimidar, se mantenía contestatario y firme en sus convicciones.
Saporiti dirigió durante todo 1985 con esa piedra en el zapato. Pero fueron más los malos ratos de Perea. El DT gaucho, que venía de ser campeón en su país con Argentinos Juniors, ganó con los ‘tiburones’ lo que se denominaba Torneo Apertura o Copa de la Paz en el primer semestre (era un reconocimiento sin estrella). Hizo una buena campaña a lo largo del año y peleó título hasta el último partido, el cual perdió 1-0 ante América, en Cali, con gol del paraguayo Juan Manuel Battaglia.
La gente terminó respaldando a Saporiti y se puso en contra del hombre que relataba los goles de aquel buen equipo.
'No era un mal técnico, nunca ha sido un mal técnico, es un tipo trabajador, pero estábamos buscando un estilo para el Junior y nos gustaba lo que nos ofrecían los brasileños. Mis comentarios eran sinceros, a él le parecían fuertes. Pero hablaba como siempre, al pan, pan, y al vino, vino. Eso podía rozar al Saporiti técnico, pero no a la persona', comentó Perea a EL HERALDO en una nota publicada en la edición web del lunes 23 de febrero de 2015.