La muerte de Édgar Perea Arias que le dio la vuelta a Colombia y el mundo, tuvo eco en un hogar de Santa Marta. Se trata del seno familiar de José Scoppetta Posteraro, quien fuera una de sus discípulos en la Emisora Mar Caribe. En su semblante se nota la tristeza que lo embarca por el fallecimiento de su maestro, de la persona que lo llevó a enamorarse de la radio.
Con voz entrecortada y lágrimas que se asomaban de sus ojos, Scopetta Posteraro manifestó que 'me ha dolido mucho la muerte de Édgar, esa noticia me arrugó el corazón. El campeón no fue para mí solo un jefe, fue mi amigo, una persona respetuosa, tratable, inigualable, incomparable. Édgar Perea no toma una decisión en la emisora sin antes consultarlo con todos los empleados'.
Luego alzó la cabeza y recordó las vivencias que tuvo al lado del quien es considerado el mejor narrador de Colombia. 'Le gustaba que uno vistiera bien, nos mandaba a los mejores almacenes para que nos suministraran el vestuario, ya que era exigente que debíamos estar bien presentados para las transmisiones del Junior, Unicosta o Selección Atlántico, y siempre con su logo de Radio Mar Caribe Internacional', dijo el comunicador social samario.
Para este reconocido narrador de Santa Marta, la experiencia en Barranquilla marcó su vida. 'Era atento conmigo, me pagaba todo, hasta las baterías. Me mandaba a las prácticas del Junior y lo primero que le decía a la secretaria era que me diera el dinero del transporte'.
Agregó que 'cuando yo llego a Mar Caribe, Édgar Perea trata de armar un grupo de periodistas para contrarrestar a Fabio Poveda, que era su comentarista, Ramiro Jiménez, su narrador, y Ricardo Ordóñez, a quienes había dejado cuando tuvo que irse a Bogotá, pero ellos se fueron para Emisora Atlántico porque Mike Char les ofreció carro, casa y beca. Recuerdo que El Campeón cogió el micrófono y decía son unos miserables, perros, en el edificio Cosmos (lugar donde quedaba Mar Caribe) ya tiene orden el vigilante de dispararles, no los quiero ver'.
La confianza que le brindó Édgar Perea le dio la suficiente valentía para no desentonar en las transmisiones. 'Me tocó viajar a narrar muchas veces cuando a Édgar Perea lo amenazaban, principalmente a Medellín, porque era donde más recibía intimidación por aquellos que le echaba vainas a ‘Bollilo’ y Maturana que son de esa zona, entonces decían que si iba allá lo mataban'.
Duró siete años trabajando con El Campeón, quien lo utilizó como narrador y voz comercial. 'Una vez me tocó acompañar a Édgar en el partido Junior–América y del nervio que me dio porque iba a estar a la lado de él, se me fue la voz. Me tocó irme para el baño y pedirle a Dios que me ayudará antes que llegara Perea y por fortuna se me dieron las cosas. Luego sentí que venía para la cabina por su perfume, ya que se echaba casi todo el frasco. Cuando llegó me motivó y me dijo que confiaba en mí y le diera con todo'.
José Scoppetta Posteraro califica a su maestro como un fuera de serie, un ser humano único, con don de servicio inexplicable. 'Este mundo si se acaba y vuelvo otro mundo y otro mundo, no volverá nacer otro como Édgar Perea'.
El samario puntualiza que de la pujanza expuesta por El Campeón aprendió a esforzarse al máximo. 'Hoy tengo un estudio en mi casa, que es producto de los consejos que siempre me dio para nunca desfallecer esta carrera. Nunca olvidaré a mi maestro', sostuvo.
Este miércoles viajará a Barranquilla para estar presente en el homenaje que se le brindará al narrador de todos los tiempos.