Los 96 hinchas de Liverpool que murieron aplastados en el estadio de Hillsborough en 1989 fueron víctimas de un acto criminal por la negligencia de la policía, concluyó hoy un jurado.
La policía encargada de la seguridad en el estadio en la ciudad inglesa de Sheffield aceptó el veredicto 'de manera inequívoca', y se disculpó por sus errores con las familias que han pasado 27 años pidiendo que la policía sea responsabilizada oficialmente por la tragedia.
Los familiares de las víctimas corearon 'Justicia para los 96' y entonaron el himno de Liverpool, 'You'll Never Walk Alone' (Nunca Caminarás Solo), a las afueras del tribunal después que terminaron dos años de nuevas pesquisas sobre el peor desastre deportivo en la historia de Gran Bretaña.
A fin de año, la policía también espera concluir una investigación criminal aparte sobre las fallas de las autoridades en el partido de abril de 1989 entre Liverpool y Nottingham Forest por las semifinales de la Copa de la FA en el estadio donde todavía juega el club de la segunda división Sheffield Wednesday.
La fiscalía indicó que entonces contemplará 'si se radican cargos criminales contra algún individuo u organismo'.
El primer ministro británico David Cameron tuiteó el jurado 'hizo justicia'.
Los familiares han batallado para que las autoridades sean responsabilizadas, después que las primeras investigaciones determinaron que las muertes fueron accidentales. Esos veredictos fueron revocados en 2012, después de una pesquisa más abarcadora sobre la tragedia que examinó documentos hasta entonces secretos que arrojaron luz sobre los errores de la policía.
'Muchas veces ha sido una lucha cuesta arriba, queríamos darnos por vencidos', dijo Margaret Aspinall, cuyo hijo de 18 años, James, murió en Hillsborough. 'Somos gente común y corriente. Son los fanáticos, los sobrevivientes. Ellos son los que piden justicia en todos los partidos, ellos son los que nos dieron ánimo. Uno tiene que seguir'.
El fallo de que hubo un acto criminal significa que el jurado creyó que David Duckenfield, el entonces superintendente de la policía del Sur de Yorkshire a cargo de la seguridad en el partido, incumplió con sus deberes de cuidar a los fanáticos y que sus acciones fueron 'negligencia grave'.
Duckenfield admitió a los investigadores que dijo 'una terrible mentira' al señalar que los fanáticos habían entrado a la fuerza por uno de los portones ocho minutos antes del inicio del encuentro, en vez de admitir que autorizó que se abrieran los portones. Esa orden permitió a más de 2.000 fanáticos entraran apuradamente a una sección detrás de un arco que ya estaba llena a capacidad.
Dentro del estadio, y cinco minutos antes del comienzo, una oleada de gente empujó a cientos de espectadores contra una reja de metal que luego colapsó. Un oficial de la policía corrió a la cancha y pidió al árbitro que detuviera el partido, que fue suspendido después de seis minutos.
Hinchas y rescatistas usaron pancartas de publicidad como camillas, mientras la policía y trabajadores de primeros auxilios atendían a las víctimas en el terreno.
'La policía se demoró en declararlo como un incidente importante, así que la respuesta de emergencia se demoró', concluyó el jurado. 'Hubo falta de coordinación, de dirigencia y de control que retrasó o evitó que hubiese una respuesta apropiada'.
El jurado también determinó que la construcción y diseño del estadio eran peligrosas y contribuyeron al desastre.