'Yo estaba muy confiado en las condiciones de Kid Pambelé. Creía en su triunfo sin dejar de lado el récord de Aaron Pryor. Este es el fin de Pambelé, pero aquí estamos para decirle que el país tiene el corazón hinchado de orgullo por este gran campeón que hoy ve su final. Fabio Poveda ya lo rodea, Eugenio Baena no pudo resistir las lágrimas. Cómo explicarle este momento al país después de haber tenido un campeón tan sólido como Pambelé, pero ha llegado el fin. Gracias, Pambelé', dijo Napoleón Perea Castro, el finado locutor que narró junto a Poveda y Baena aquella pelea en el coliseo Riverfront de Cincinnati (Estados Unidos), en una grabación guardada de 36 años con la que despertó a su audiencia de Buenos Días Deportes ayer lunes por la mañana Baena Calvo con motivo de la muerte del verdugo del ídolo criollo, Aaron Pryor.
Pambelé no perdió el título de los wélter junior ante el norteamericano Aaron Pryor el 2 de agosto de 1980 en Cincinnati (Ohio), lo perdió cuatro meses antes mientras compartía residencia entre Cartagena y Caracas y sus respectivos bares.
'Ya yo andaba en la rumba, por eso fue que me ganó. Y él después también se metió en la rumba', dijo Pambelé vía telefónica a EL HERALDO con dificultad para vocalizar producto de los trabajos dentales a los que se sometió en ayer.
'Me contó mi hijo que murió ayer. No fuimos amigos ni nada por el estilo. Pegaba duro. Tiraba de todos los ángulos. Era bueno, era bueno. Le ganó dos veces a Argüello, por eso fue que terminó en el Salón de la Fama', recalcó desde su residencia en Turbaco.
Hubo un hecho en especial que marcó su derrota, el exceso de confianza. Y ese mismo comenzó precisamente cuatro meses atrás cuando el empresario Nelson Aquiles Arrieta llevó a Leonidas ‘Manos de Hierro’ Asprilla a combatir con el mismo Pryor y el cartagenero le aguantó diez asaltos al futuro campeón antes que cayera por nocaut técnico.
La conclusión en las huestes de la cuerda de Ramiro Machado, el empresario de Pambelé, y la prensa en general en Colombia era que el palenquero se quitaría de encima, fácilmente, a Pryor con sus condiciones intactas.
Esto unido a la vida licenciosa y disipada del campeón a quien su manejador Ramiro Machado debió sacar de Caracas y enviarlo de regreso a La Heroica una vez protagonizado un escándalo que incluyó a las autoridades policiales de Venezuela, hicieron la mezcla de todos los elementos para su futura derrota.
Ya, incluso, Machado le había hecho una firme advertencia a Pambelé: 'Negro, o te dedicas al boxeo o te dedicas a la bohemia', recordó el periodista Eugenio Baena, testigo excepcional de aquella conversación entre los dos después de la caída del Kid Pambelé en San Juan, Puerto Rico, ante el joven Wilfredo Benítez.
Cuatro años después de aquella amonestación y luego de trece victorias al hilo de Pambelé (recuperando el título de las 140 libras de la AMB ante Carlos María Giménez, en Maracaibo, en 1977), llegó al escritorio de Machado la oferta de la pelea con Aaron Pryor, el mismo que murió hace dos días víctimas de afectaciones cardíacas asociadas con su consumo de cocaína años atrás, aunque su viuda dijo que tenía más de 25 años sin consumirla.
'Todos los dimos por ganador antes del combate. En ese viejo vicio que tenemos en nuestro país de analizar las cosas de manera fácil. Y terminó perdiendo', comentó Freddy Jinete Daza, periodista radial.
Curiosamente, esa tarde en Cincinnati con esa pelea entre Cervantes y Pryor debutaba en la organización de combates la empresa que llevaría el nombre de Muhammad Alí que esa misma noche en Detroit organizó el combate mundialista entre dos leyendas nacientes, Thomas Hearns y Pipino Cuevas.
'Recuerdo que Ramiro Machado insistió en que Pambelé no subiría a la báscula a pesarse si primero no veía el dinero que se había pactado. Como la directiva principal de la cuerda de Muhammad Alí estaba en Detroit por la pelea de Hearns, tomaron una avioneta y a las horas llegaron. Recuerdo que cuando arribaron los miembros de la empresa al cuarto en el hotel, unos tipos altos llenos de prendas de oro, abrieron un maletín de cuero y los fajos de dólares saltaron. Si no es por eso esa pelea no se hubiese dado', dijo Eugenio Baena.