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En la cancha siempre fue un valiente, pero esa valentía se transformaba en cobardía cada vez que se subía a un avión. José ‘Ringuito’ Amaya puso a sufrir a más de un compañero cada vez que le tocaba volar. El ex volante del Junior, campeón con los tiburones en 2004 y 2011, reconoce que se asustaba cada vez que le tocaba jugar de visitante, y no era precisamente porque solo supiera jugar de local, sino que las piernas le temblaban cuando sabía que debía subirse a un avión.

Amaya, ya retirado del fútbol profesional, está dedicado a su familia y aprovechando el tiempo con sus dos hijos. Cambió los guayos por el delantal para acompañar a su esposa, Liliana Cáceres, en una pastelería que tiene al norte de la ciudad. El ‘Ringuito’ sufrió, como muchos en el mundo, por el accidente aéreo del Chapecoense brasileño y le da gracias a Dios porque, a pesar de vivir momentos traumáticos dentro de un avión, siempre salió con vida.