Hace 12 años le cambió la vida al técnico antioqueño Luis Fernando Montoya. En un asalto en su casa en Manizales, uno de los seis ladrones implicados le propinó dos disparos en la espalda. Se vio afectada su columna vertebral y quedó sin movilidad en su cuerpo. Además su aparato respiratorio sufrió graves daños y solo hasta 2009 pudo ser desconectado de los aparatos de ventilación mecánica.
Aquel 22 de diciembre de 2004 estuvo a punto de morir. Pero batalló y finalmente regresó a su casa, para empezar con su recuperación, en la cual sigue actualmente, sin suspender ningún día las extenuantes terapias y sonriéndole a la vida, en compañía de su esposa Adriana Herrera y su hijo José Fernando.
'Tengo la mejor disposición con la gente de Barranquilla, cuando fui con Nacional o con Once Caldas, me trataron muy bien', fue lo primero que dijo al recibir la llamada de EL HERALDO.